jueves, 17 de diciembre de 2020

La escuela comunista ( I X )



La lucha de clases

 El de la lucha de clases es uno de los “conceptos” que, al igual que muchas lagunas marxistas, hace aguas por muchas partes, ya que para establecer un concepto se requiere, como mínimo, definir y explicar lo que tal concepto es en sí.

En “El Capital”, Marx se pregunta “¿Qué forma una clase?” y, curiosamente, no la contesta. El término “clase” es totalmente diferente a lo que se entiende por “grupo social”. Según el judío, “los médicos y los empleados forman dos grupos sociales distintos, pero no dos clases”. Así, dice que en Alemania, al comienzo de su revolución, el pueblo se componía de las siguientes clases: “nobleza feudal, burguesía, pequeña burguesía, grandes labradores, pequeños labradores, campesinos libres, siervos de la gleba, trabajadores del campo y obreros de fábricas”. También dice en el Manifiesto comunista que “la historia de todas las sociedades es la historia de la lucha de clases”. Esto es un sofisma de “argumentum ad verecundiam”, admitido a pies juntillas por todos los marxistas,  sofisma que es falacia de autoridad: “ipse dixit”, “Él mismo lo dijo”, o traducido al román paladino, “lo dijo Blas, punto redondo”. Y como dijimos en capítulos anteriores, en este asunto Marx tampoco es original, ya que dicho asunto había sido abordado por sus predecesores.

 Y sigue con el galimatías del concepto de “clase”. Así, en el citado Manifiesto comunista, en el apartado “Proletarios y comunistas”, dice que cuando se redactó y se pergeñó el tal manifiesto, el proletariado no era todavía clase: “El propósito inmediato de los comunistas es el mismo que el de todos los partidos obreros: constitución de los proletarios de clase”.

 A poco que uno se fije, el proletariado nunca estuvo formado en clase, por mucho que haya dicho Marx y sus fanáticos seguidores, porque las distintas revoluciones en los diferentes sectores, han sido animadas por asuntos ideológicos, que requieren inteligencia y pensamiento, cosas ambas que se oponen a factores  económicos que, como es sabido, fue la base de toda la doctrina materialista de la Historia.

 Las consecuencias catastróficas que ha traído el marxismo, están sobradamente demostradas. Una de las causas ha sido la negación del individuo. Si la clase puede ser o desempeñar una función en la sociedad, solamente lo podrá hacer con la aportación del individuo, pero nunca será la clase, por mucho “materialismo histórico” que se eche encima, la que disponga del individuo.

El gran dramaturgo irlandés George Bernard Shaw, que decía aquello de "A los políticos y a los pañales hay que cambiarlos seguido...y por las mismas razones", comentaba sobre El Capital: “Todo lo que dice de obreros y capitalistas, muestra que Marx no ha respirado jamás el aire de la industria y ha desenterrado toda su documentación de Livres Bleus y de la biblioteca del Brtish Museum; no hay un solo punto, de hecho, que él no haya tomado de un libro, ninguna discusión que no le haya sido sugerida por un escrito de otro autor”.

Lo que sucedió fue que, como alguien dijo, Marx fue como un hábil sastre que confeccionó un traje con retales e hilos de distintos colores que sobraban en muchas sastrerías y que todos estos retales e hilos fueron entrelazados de forma incoherente, por muchas explicaciones “científicas” que se quieran dar a su doctrina.

En el próximo capítulo comentaremos algo sobre las teorías económicas marxistas.



 

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