Lo hipnotizados del corral, con toda su
parafernalia mediática, ya sea a través del “Ente”, internet, redes sociales, o
con sus pasquines, pancartas y altoparlantes por las calles, no cesan ni dejan
de calificar a los partidos que no comulgan con sus postulados, como partidos
de extrema derecha, pero sin aportar ningún dato ni ningún razonamiento
coherente. Lo estamos viendo todos los días.
La verdad es
que no entendemos este calificativo por parte de la izquierda porque tales
partidos respetan la Constitución, las Autonomías y otras cosas, lo cual no es
óbice, ni valladar, ni cortapisa para que intenten mejorar o modificar ciertas
cosas.
¿Y qué es la
izquierda? Pues la verdad es que hoy día sería muy difícil definirla, ya que
está compuesta por feministas-hembristas, nacionalistas, gays y lesbianas,
antiglobalizadores que, junto a los comunistas con su verbo encizañador y su
odio innato, hacen que sólo pueda ser calificada como radical. Y esta
radicalidad, común a toda esta gente, es la que les une, a pesar de su
heterogeneidad.
Bien es verdad
que existe otro tipo de izquierda que podríamos llamar la reformista que, al contrario
de los radicales, piensa que modificando y cambiando ciertas leyes, normas y
reglamentos, se puede llegar mejor a la verdadera libertad y a la verdadera
justicia.
Los radicales,
por el contrario, no creen en esto y por eso buscan “otros sistemas” basados
principalmente en la destrucción de la familia, de la Iglesias y de los valores
tradicionales.
Y que no nos
engañen: la izquierda que existe en estos momentos en España es la radical, que
nada tiene que ver con la de 1.982 de Felipe González, ya que una de las cosas
nefastas que se ha hecho este desgobierno que tenemos, fue recuperar el
estandarte del marxismo, denostado y rechazado por González en su día, amén de
recuperar también los postulados de los “sesentayochistas”, o
“sesentachollistas”.
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