Y terminamos con
el tema de la enseñanza.
Como decíamos
en la anterior entrega, en esta última veremos someramente que la
libertad de enseñanza es un revulsivo y un antídoto contra el estatalismo ya
que, en el fondo, el espacio que debe de haber entre el Estado y la Sociedad,
no pude ser nunca cegado y atascado de forma total y absoluta, como ocurre en
los países social-comunistas e islámicos.
De la libertad, como de costumbre, se habla y habla
por doquier, pero de la verdadera Libertad, es decir, aquella que pude
suplantar y relevar, si lo estima conveniente, a los administradores,
representante y gestores del Estado, nada se habla y nada se hace. Lo estamos
viendo en estos momentos, ya que sociatas y “comuniatas” pretenden lo
siguiente:
A).- Estatalización de la enseñanza con un tipo de
uniformismo político
B).- Una fase, una etapa, un ciclo, o como quieran
ustedes llamarlo, único para los educandos.
C).- Un solo tipo de escuelas para los educandos.
D).- Un único programa.
E).- Unos libros de textos también únicos.
F).- Un solo cuerpo de educadores y enseñantes que
pertenezcan a un único sindicato.
Lo que tiene que haber es una pluralidad de centros
educativos, amén de libertad para el profesorado en lo referente a si se quiere
sindicar o no, amén también de varias y distintas organizaciones sindicales, no
un sindicato único controlador ideológicamente de toda la enseñanza.
Los sociatas y “comuniatas” afirmaron, y afirman,
aquello de que el dinero del Estado para la enseñanza del Estado, diciendo
también que los centros no estatales que se financien por sí mismos, hasta que
finalicen y se extingan ¿Se acuerdan?
¿Se acuerdan cuando el PSP (Partido Socialista
Popular, que posteriormente se integraría en el PSOE) decía en 1977:
“Propugnamos una revolución cultural pacífica que
transforme la concepción del mundo, propia de una moral burguesa en
descomposición, por una ética constructiva, crítica, orientada hacia nuevos
morales impregnados de sentido comunitario” ( Periódico “Informaciones”,
Madrid 27 de abril de 1977, en imagen).
En fin, terminamos con estas entregas dedicadas a la
enseñanza, que solamente se podrá ejercer con un sentido crítico verdadero, con
conocimiento también verdadero y real de la Historia, amén de valorar
correctamente todos los principios éticos y morales cristianos, y no de otras
religiones.
Y como esto, y otras cosas que vimos en las entregas
no se hacen, estamos en lo que estamos: en un gran desastre.
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