¿No hay que “recuperar la memoria histórica”
“zapateril” y la “democrática” de Su Sanchidad? Pues vayamos a ello. Seguimos
con el tema de la “kurtura”.
Si en aquella República hubiese habido verdadera
cultura, no se hubiesen arrasado e incendiado domicilios, iglesias, así como
tampoco se hubiesen clausurados
periódicos o cometido asesinatos y quemado obras de arte.
En el libro “Los
catalanes en la guerra de España”, autor José María Fontana, Ediciones
Samárán, Madrid, Abril 1951, 379 páginas incluido Índice, se lee en las páginas
66 y 67 refiriéndose a la madrugada del 18 de julio de 1936:
“En
aquella misma madrugada eran asaltados y
quemados el ‘Gerona Club’, el ‘Centro Carlista’ de la calle de la Liebre, los
locales de ‘Renovación Española’, ‘Ceda’, ‘Lliga’ y radicales, y en la mañana
del 20 fue asesinado Pedro Coma. Aquella noche arden las iglesias y se viola el
sepulcro de San Narciso. La democracia
republicana ha ganado la partida. En la tarde del lunes las turbas se apoderan
tranquilamente de los cuarteles, en cuyo interior no quedaban más que la
oficialidad y escasos grupos de soldados leales.
Toda
la provincia quedó en manos de un grupo de extremistas, erigidos en dueños de
vidas y haciendas, que ni el sentido de compañerismo tenían, como se probó en
el asesinato de Martín, pequeño dictador de Puigcerdá, que cayó a manos de sus
propios compinches ‘liquidado’ con la misma refinada crueldad que él empleaba
con sus víctimas.
En
Gerona los desmanes fueron terribles ¡Quién pudo pensarlo, en país tan bello y
apacible! Tomás Comas fue mutilado, atado a un árbol y luego quemado vivo. El
presbítero don Bartolomé Sala fue martirizado, sacándosele los ojos y
arrojándolo a un pozo. Los párrocos de Castelló de Ampurias, San Pedro
Pescador, Vilamant, el maestro de capilla de Olot y el ecónomo de Dant Auriol
de Finisterre, fueron martirizados y sometidos al tormento de la hoguera.
Ciento noventa y cinco sacerdotes, sesenta y nueve religiosos y cuatro monjas
fueron asesinados ¡Qué tremenda sardana de crímenes y barbarie!
Por
lo que toca a la destrucción de tesoros artísticos, he aquí una estadística que
apena tanto como indigna: 1996 retablos, 292 cruces procesionales, 6.200
imágenes, 1.865 cálices y copones, 45 órganos . . .En esta pira deshonrosa
perecen lo mismo obras modernas de Llimona que cuadros de Ribera, tallas de
Borrassá, joyas góticas y románticas, pinturas italianas . . . ¡Toda una
gloriosa tradición de Cultura y Arte!”
¿Figurará esto en la “memoria democrática” de “Su
Sanchidad” y de Sor Yolanda? ¿Es este el “vínculo luminoso”?
Continuará.
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