jueves, 6 de junio de 2024

El desiderátum de Su Sanchidad y de Irene Montero


 

Ya hemos empleado este vocablo varias veces en este blog, vocablo que empleaba el gran filósofo Ortega y Gasset.

Como ya sabrán, Su Sanchidad ha atacado al juez Peinado que ha imputado a su esposa. No cabe duda de que esto es algo novísimo: que un juez cite judicialmente a la esposa de un presidente de Gobierno por comisión presunta de delitos de corrupción y tráfico de influencias.

Como no podía ser de otra manera, Su Sanchidad escribió otra carta preñada de odio contra el juez que se ha atrevido a culpar a Begoña Gómez. Y aprovechando que el “Pisuegra” (un votante sociata dixit) pasa por Valladolid, insultó a VOX y al PP porque, según él, estos dos partidos se están aprovechando electoralmente por el asunto.

En su carta de marras, los confusos y oscuros negocios de su mujer son una contienda de la ultraderecha contra la democracia. Textualmente dice:

 “Una cuidada coreografía diseñada por la coalición ultraderechista para intentar condicionar las elecciones y debilitar al Gobierno. Begoña y yo sabemos perfectamente por qué la atacan. Ninguno de los dos somos ingenuos. Lo hacen porque es mi pareja”, añadiendo que “todo, mentira. Un gran bulo. Uno más. En lo que respecta a mí, no le quepa duda de que no me quebrarán".

El citado Juez Peinado citó a declarar a “mi pareja” por  “sospecha de indicios de la concurrencia de elementos de hechos delictivos por parte de la investigada por la presunta comisión de los delitos de corrupción en el sector privado y tráfico de influencias” ¿Es esto mentira y bulo, Sanchidad?

Cambiando de tema, tenemos otro desiderátum: el de la ínclita, ilustre, inefable, insigne, excelsa, conspicua, etc, Irene Montero, que agradeció a Teresa Ribera, ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico de España (¡casi “na”), cuando dijo que “somos ministras o vicepresidentas”, diciendo Irene que “lo siguiente es que haya ministres para defender y reconocer “los derechos de las personas no binarias”.

Simplemente comentaremos que los “bablistas” asturianos estarán locos de contentos: niños, niñas, “niñes”; bobos, bobas, “bobes”; tontos, tontas, “tontes”; lobos, lobas, “lobes”; jirafas, “jirafos”, “jirafes”; perros, perras, “perres”; locos, locas, “loques”; burros, burras, “burres”; muchachos, muchachas, “muchaches”; listos, listas, “listes”; malos, malas, “males”; buenos, buenas, “buenes” . . . . .¿Se llegará a llamar “sidre” a la sidra? A lo mejor sí, oiga. El progresismo es así.

Nota.- Lo destacado en rojo es nuestro.



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