Ya hemos empleado este vocablo varias veces en este
blog, vocablo que empleaba el gran filósofo Ortega y Gasset.
Como ya sabrán, Su Sanchidad ha atacado al juez Peinado
que ha imputado a su esposa. No cabe duda de que esto es algo novísimo: que un
juez cite judicialmente a la esposa de un presidente de Gobierno por comisión
presunta de delitos de corrupción y tráfico de influencias.
Como no podía ser de otra manera, Su Sanchidad
escribió otra carta preñada de odio contra el juez que se ha atrevido a culpar
a Begoña Gómez. Y aprovechando que el “Pisuegra” (un votante sociata dixit)
pasa por Valladolid, insultó a VOX y al PP porque, según él, estos dos partidos
se están aprovechando electoralmente por el asunto.
En su carta de marras, los confusos y oscuros negocios
de su mujer son una contienda de la ultraderecha contra la democracia.
Textualmente dice:
“Una cuidada
coreografía diseñada por la coalición ultraderechista para intentar
condicionar las elecciones y debilitar al Gobierno. Begoña y yo sabemos
perfectamente por qué la atacan. Ninguno de los dos somos ingenuos. Lo hacen
porque es mi pareja”, añadiendo que “todo, mentira.
Un gran bulo. Uno más. En lo que respecta a mí, no le quepa duda de que no me
quebrarán".
El citado Juez Peinado citó a declarar a “mi pareja” por “sospecha de indicios de la concurrencia de
elementos de hechos delictivos por parte de la investigada por la presunta
comisión de los delitos de corrupción en el sector privado y tráfico de
influencias” ¿Es esto mentira y bulo, Sanchidad?
Cambiando de tema, tenemos otro desiderátum: el de la
ínclita, ilustre, inefable, insigne, excelsa, conspicua, etc, Irene Montero,
que agradeció a Teresa Ribera, ministra para la Transición Ecológica y el Reto
Demográfico de España (¡casi “na”), cuando dijo que “somos ministras o
vicepresidentas”, diciendo Irene que “lo siguiente es que haya ministres” para defender y reconocer “los
derechos de las personas no binarias”.
Simplemente comentaremos que los “bablistas”
asturianos estarán locos de contentos: niños, niñas, “niñes”; bobos, bobas,
“bobes”; tontos, tontas, “tontes”; lobos, lobas, “lobes”; jirafas, “jirafos”,
“jirafes”; perros, perras, “perres”; locos, locas, “loques”; burros, burras,
“burres”; muchachos, muchachas, “muchaches”; listos, listas, “listes”; malos,
malas, “males”; buenos, buenas, “buenes” . . . . .¿Se llegará a llamar “sidre”
a la sidra? A lo mejor sí, oiga. El progresismo es así.
Nota.- Lo destacado en rojo es nuestro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario