Como decíamos en el anterior artículo, en este veremos también someramente la imagen del “hombre nuevo” que empieza a circular en el siglo X V I I I, llamado como saben “El siglo de las luces”.
Este “hombre nuevo”, es un ser completamente ficticio, producto de una fabricación totalmente artificial. Las bases de esta nueva concepción del hombre son el considerar el juicio individual como suficiente, aunque no se tenga ni la más remota idea de los asuntos que se traten, o de las materias que se estudien. También se habla de la igualdad total y absoluta de todos los hombres, copiando o teniendo en cuenta lo que decía Rousseau al respecto: “los hombres por ley son tan iguales como los animales de cada especie”. También se hablaba del progreso indefinido hasta llegar a la “superhumanidad”.
Como es lógico, para este “hombre nuevo” habría que crear una “ciencia nueva”.
Y aquí es donde vuelve Rousseau otra vez diciendo que la historia de las
sociedades “no descubren otra cosa que la violencia de los poderosos y
la opresión de los débiles”.
Seguro que estarán pensando en Carlos Marx, que decía también al respecto: “La
historia de cualquier sociedad hasta nuestros días es la historia de la lucha
de clases opresores y oprimidos, en oposición constante”. La
coincidencia de ambos es total, aunque aparentemente el “Contrato social”
de Rousseau, publicado por primera vez en 1.762, y el “Manifiesto
comunista” de Engels y Marx, publicado en 1.848, casi cien años
después, nada tengan que ver. Bueno, no tienen nada que ver según se
mire. En el libro roussoniano se dictan unas bases para la estructura jurídica
de la democracia, que no deja de ser un asunto abstracto. El Manifiesto
comunista es el plan a ejecutar de la democracia de los jacobinos (no
confundir con los “jacobitas” ingleses que aparecieron en la Historia casi cien
años antes):
“El primer paso de la revolución obrera es la constitución del proletariado
en clase dominante, la conquista dela democracia”. Como pueden ver, más
claro es agua.
En el próximo capítulo veremos lo que Sócrates y Platón decían sobre la
definición de la palabra “concepto”. En estos tiempos actuales de
“pensadores y analistas químicos” sociales, vemos que salen a la palestra toda
una pléyade de enseñantes que no tienen ni idea de lo que dicen. Como diría D.
Gustavo Bueno, lo único que hacen son “ruidos con la boca”.
Por otra parte, y como ya hemos dicho en otras ocasiones, estos parlanchines
usan mucho el sofisma “ad verecundiam”, que equivaldría al “lo dijo Blas, punto
redondo”. Y si hay métodos para pensar, también hay sofismas para confundir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario