sábado, 1 de mayo de 2021

Poesía del Siglo de Oro, Los mejores romances de la lengua castellana y Rimas y Leyendas de Bécquer ( V I )


 


Continuamos con los libros “Poesía española del Siglo de Oro”, Ediciones 29, Madrid 1990, 113 páginas, "Los mejores romances de la lengua castellana", Edicomunicación, S.A., 1999, 256 páginas, y “Gustavo Adolfo Bécquer. Rimas y Leyendas”, Editorial EDIMAT LIBROS (Ediciones y Distribuciones Mateos), Madrid 1999, 317 páginas incluido “Índice”

En la página 18 del primer libro figura una poesía de Cristóbal de Castillejo intitulada “Visita de amor”. Se lee:

“Unas coplas muy cansadas,
con muchos pies arrastrando,
a lo toscano imitadas,
entró un amador cantando,
enojosas y pesadas,
cada pie con dos corcovas,
y de peso doce arrobas,
trovadas al tiempo viejo.
Dios perdone a Castillejo,
que bien habló de estas trovas.

Dijo Amor: «¿Dónde se aprende
este metro tan prolijo,
que las orejas ofende?
‘Algarabía de allende’:
el sujeto frío y duro,
y el estilo tan escuro,
que la dama en quien se emplea
duda, por sabia que sea,
si es requiebro o es conjuro»

«Ved si la invención es basta,
pues Garcilaso y Boscán,
las plumas puestas por asta
cada uno es un Roldán,
y, con todo, no le basta;
yo no alcanzo cual engaño
te hizo para tu daño,
con locura y desvarío,
meter en mi señorío
moneda de reino extraño»

«Con dueñas y con doncellas,
dijo Venus, ¿qué pretende
quien las dice sus querellas
en lenguaje que no entiende
él, ni yo, ni vos, ni ella?
Sentencio al que tal hiciere
que la dama por quien muere
lo tenga por cascabel,
y que haga burla dél
y de cuanto le escribiere».

En el segundo libro, en las páginas 74 y 75 figura el “Romance de Gerineldo”. Se lee:

Levantóse Gerineldo

que al rey dejara dormido;

fuese para la infanta

donde estaba en el castillo.

-Abraisme -dijo-, señora,

abraisme, cuerpo garrido.

-¿Quién sois vos, el caballero,

que llamáis a mi postigo?

-Gerineldo soy, señora,

vuestro tan querido amigo.-

Tomárala por la mano,

en un lecho la ha metido

y besando y abrazando

Gerineldo se ha dormido.

Recordado había el rey

de un sueño despavorido;

tres veces lo había llamado,

ninguna le ha respondido.

-Gerineldo, Gerineldo,

mi camarero polido

si me andas con traición,

trátasme como a enemigo.

O dormías con la infanta,

o me has vendido el castillo.-

Tomó la espada en la mano,

en gran saña va encendido:

fuérase para la cama

donde a Gerineldo vido.

Él quisiéralo matar

¡mas crióle de chiquito.

Sacara luego la espada,

entre entrambos la ha metido,

porque desque recordase

viese cómo era sentido.

Recordado había la infanta,

e la espada ha conocido.

- Recordaos, Gerineldo,

que ya érades sentido,

que la espada de mi padre

yo me la he bien conocido.

 

En el tercer libro, en la página 36 se lee la poesía VI, que dice:

 

“Como la brisa que la sangre orea

Sobre el oscuro campo de batalla,

Cargada de perfumes y armonías

En el silencio de la noche vaga;

Símbolo del dolor y la ternura,

Del bardo inglés en el horrible drama,

La dulce Ofelia, la razón perdida.

Cogiendo flores y cantando pasa”

 Continuará.




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