Estamos viendo constantemente, por mor de lo
políticamente correcto, tanto en la prensa digital como en la impresa, personas
que escriben en bable. Lo primero que habría que preguntarse es qué tipo de
bable es el que usan, ya que hay seis. Y decimos tipo porque hay muchas clases
de bable. Lo peor del asunto es que muchos dicen que es una lengua, o
“llingua”. Para que esto suceda, dicha “llingua” tiene que tener normas
gramaticales, sintácticas, morfológicas y ortográficas, cosas estas de las que
carece la “llingua”.
Supongamos la palabra castellana “borracho”. En bable
se diría “borrachu”. Sin embargo, en el concejo de Aller se diría “borrechu”, y
en la parte más alta de dicho concejo, se diría “borritchu”. En este mismo
concejo, y sólo en éste, cuando, por
ejemplo, repican las campanas o llaman a alguien por teléfono, dicen que las
campanas “repicoren”, o que te “llamoren” por teléfono.
Pero hay cosas más curiosas. El sonido de la jota con
la vocal “o”, se transforma en “yu”: trabajo se dice “trabayu”, atajo se dice
“atayu”, etc ¿Por qué no se dice entonces “Xiyon”, o “debayu”, en vez de “Xixón”
y “debaxo”?
Dice nuestro insigne Gaspar Melchor de Jovellanos en
la página 153 de su obra “Cartas del viaje de Asturias. Cartas a
Ponz”, KRK Ediciones, Oviedo 2003, Talleres de Grafinsa, 170 páginas, lo siguiente:
“Digo
también, para entrar cuanto antes en materia, que el dialecto asturiano es hijo
legítimo de la sola lengua latina, no porque no tenga absolutamente voz que no
derive de ella, sino porque la mayor parte de sus voces tienen allí su raíz y
porque su índole y carácter se conforma enteramente con los de esa lengua
matriz”.
Aunque sea un gran atrevimiento por nuestra parte,
permítasenos disentir de Jovellanos en
esta apreciación. Pongamos un ejemplo: el verbo “ir” en bable se dice “dir”.
Así se dice “diremos”, “diba”, etc. Pero
resulta que la etimología latina de dicho verbo es “ire”. Entonces, ¿de dónde
sale la “d”? Pues sencillamente de las frases
“has de ir”, “acuérdate de ir”, etc , que se contraen como consecuencia
la supresión de la “e”, uniendo la “d” con “ir”.
Ahora veremos otra cosa curiosa: la palabra “gaxapu”
que, como es sabido, es un instrumento generalmente de cuerno que usan los
segadores para guardar la piedra de afilar, viene del castellano gachapo, pero
no tiene etimología latina. Además, y según los sitios, se le llama de distinta
manera: “zapicu”, “gachapu”, “goxopu”, “gexepu” ¿Hay alguna norma morfológica o
sintáctica que explique es cambio de la “ch” por la “x”? Suponiendo que la hubiera, ¿por qué entonces
se emplea la “x” cuando se dice “xente” por
gente? La etimología latina de esta palabra es “gens, gentis”. No hay “x” por
ninguna parte.
Otro ejemplo podría ser el de la palabra nido, cuya
etimología latina es “nidus”. En unos sitios se le llama “nial”, y en otros
“ñeru”. El latín también aquí brilla por su ausencia.
¿Y qué decir de las palabras “buyetes”, o “guyetes”,
que significa los cordones de unos zapatos o de unas botas?
¿Y del verbo
enseñar, que algunos dicen “insiñar”? ¿No saben estos bablistas que en la zona
del Eo se dice “amosar”? ¿Y del verbo arrugar, encoger, que en algunos sitios
se dice “amurniar”, y en otros “engurriar”
Y ahora una pregunta: ¿por qué los grandes escritores
asturianos, como por ejemplo el mencionado Jovellanos, o Leopoldo Alas, entre
otros, no escribieron sus obras en bable? ¿Qué hubiese pasado si “Clarín”
hubiese escrito La Regenta en bable?
¿Sería tan popular? Seguro que la hubiese leído muchísima menos gente. La
escribió en castellano porque sencillamente era la lengua que hablaba, con la
que pensaba y sentía, aunque tenía y mostraba interés por el bable, pero se
daba cuenta de las dificultades de llegar a una verdadera y auténtica
literatura en este dialecto. Dentro de este dialecto distinguía dos clases: a) “bable que efectivamente hablan nuestros
aldeanos”, y b) y otro al que denomina “ideal,
estático y academicista”. En relación con éste, decía: “Empeñarse en cristalizar el
bable en formas académicas para
evitar su corrupción es como fabricar el queso de Cabrales y prescindir de los
gusanos”.
En cuento a
la etimología, bien es cierto que en
muchas palabras del bable se ve claramente la etimología latina, como
serían los casos de “llingua”, de
lingua; “facer” (hacer), de facio, facis, facere, feci, factum, o de “fíu”,
hijo, de filius, filii. Incluso la palabra bable procede del latín “balbus”,
que significa balbuciente. Horno se dice “forno”, porque su etimología latina
es “furnus”. Humo se dice “fumo”, porque viene de “fumus”, o amigo se dice
“amigu” porque viene de “amicus”. Podríamos poner muchos más ejemplos.
Pero hay
otras palabras en las que el latín brilla por su ausencia, como decíamos antes.
Tal es el caso de “abeyones”, que
proviene de abejorro, y éste de abeja, cuya estimología latina es apis o
apicula. De aquí proviene apilcultura. Otras palabras serían “ablanos”, por
avellanos; “acutar”, acotar, guardar sitio; “afayaizu”, acogedor, manejable;
“raposu”, por zorro; “rebelguinos” o “rebusquinos”, por cosquillas, etc, etc
Otro caso
parecido al de “dir” es el del verbo encontrar, cuya etimología es in contra,
sin embargo se dice “alcontrar”, “alcuentro”, etc. Esto provien de ir al encuentro
de algo, surgiendo otra vez la citada contracción. Lo mismo sucede con la
palabra nuestro, cuya etimología latina es noster, nostra, y sien embargo se
dice “nuesu”
¿Y qué decir
del “ye”, por es, del verbo ser?
En fin, como
diría el gran bablista Teodoro cuesta, el bable es “para andar por casa” y no para institucionalizarlo. Bien está
protegerlo, pero en su lugar natural, nunca a nivel literario. Pretender
enseñarlo en la escuela es una tontería,
ya que lo que necesitan los que habitan las aldeas y hablan en bable, es
precisamente perfeccionar el castellano para poder leer, entre otras muchas
cosas, a los asturianos Clarín, Jovellanos, Feijoo, Velarde Fuertes, Ochoa,
etc. Si esto no se tiene en cuenta, seguirán en condiciones inferiores el día
de mañana ante los que hablan el castellano. Y no digamos ya ante los los que
hablan inglés.
No hay comentarios:
Publicar un comentario