El que fuera pastor
cristiano de la Iglesia Bautista norteamericana, Adrian Rogers, gran
predicador, decía en 1.931:
"No se puede
establecer la libertad del pobre, sobre la base de dejar sin libertad al rico.
Todo lo que una persona recibe sin haber trabajado para obtenerlo, otra persona
deberá haber trabajado para ello, pero sin recibirlo. El gobierno no puede
entregar nada a alguien, si antes no se lo ha quitado a alguna otra persona.
Cuando la mitad de las personas llegan a la conclusión de que ellas no tienen
que trabajar porque la otra mitad está obligada a hacerse cargo de ellas, y
cuando esta otra mitad se convence de que no vale la pena trabajar porque
alguien les quitará lo que han logrado con su esfuerzo, eso, mi querido amigo,
es el fin de cualquier nación. No se puede multiplicar la riqueza
dividiéndola".
En esta impresentable España del “sanchismo-yolandismo”, están ocurriendo cosas
que no tienen nombre. Así, si una joven ha quedado embarazada, no hay ningún
problema: para eso está el aborto, oiga.
¿Qué no tienes trabajo? Tampoco hay problema:
papá estado te pagará el paro. Aquí hay que considerar que muchos de los que no
tienen trabajo es porque son vagos y no les gusta ni quieren trabajar. Decía un
inmigrante que no pensaba trabajar porque no quería ser esclavo de nadie. Sin
comentarios.
Pero si se te ocurre trabajar y producir, ¿qué pasa? Pues sencillamente que te
suben los impuestos para hacer frente a todo lo anterior.
Corolario, conclusión, moraleja, o como quieran ustedes llamarlo: ten
relaciones sexuales, se un vago, aborta, pero que no se le ocurra a nadie
ponerse a trabajar. Otros ganarán el pan con el sudor de tu frente.
Así se destruye una nación. Pero es igual, oiga: seguimos locos de contentos
con tambor y gaita.
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