martes, 16 de enero de 2024

Asunto delicado y preocupante



 

Los verdaderos humanistas tal parece que han desaparecido de la faz de la tierra. Las nuevas tecnologías puede que estén acaparando todo el saber, y los pocos humanistas que quedan, poseídos de una “hybris intelectualista” de lo más pedante que pueda existir, atacan, critican y socavan a tumba abierta y de forma feroz, a la libertad.

Este ataque, a veces solapado y a veces estruendoso, se ve y se escucha por todas partes: desde los EE.UU. de América, hasta el Reino Unido. En estos países, y de forma curiosa, los liberales cada vez se parecen más a los “progres” europeos, lo que no deja de ser una asunto delicado y preocupante.

 Esta gente, en lo primero que fallan es en la palabra, pues no han estudiado, y algunos ni siquiera conocen, a los Sócrates, Platón, Aristóteles, Horacio, Virgilio, Dante, Petrarca, Bocaccio, Shakespeare, Goethe, Calderón, Garcilaso y un larguísimo etc. Porque la palabra si se usa mal, los conceptos que de ella se deriven serán falsos. Y en este asunto hay verdaderos y auténticos maestros en distorsionar y envenenar que, para más INRI, han alcanzado la presidencia de algunos países.

 Ahora aparecen “intelectuales” por doquier cuyo denominador común es el nihilismo, fantasma que recorre el mundo en estos momentos. Estos “intelectuales”, algunos de ellos pedantes infumables marxistas, se proponen de forma ciclópea, intransigente e incomprensible, derribar todo fundamento religioso, político y cultural recurriendo, como ha sido habitual en la historia de estos dementes, a la mentira y al terror. Y esto ya sabemos sobradamente como se difunde: la mentira a través de la inextricable urdimbre mediática, en manos de ya sabemos quién, y el terror se promociona y se patrocina para usarlo contra “los otros”.

 El declive de Occidente, está servido. Y no será barrido desde el exterior (puede que el Islam tenga algo que decir), sino desde el interior. Y será barrido por esa “quintacolumna” que, de forma suicida e irresponsable, se está confabulando para logar sus fines.

 Estos “intelectuales quintacolumnistas”, aprovechando la estulticia e ignorancia del “pueblo soberano”, se lanzan a tumba abierta con el objeto de hacer desaparecer el sentido común y el más mínimo atisbo de reflexión de las masas, desgañitándose por cualquier trivialidad o, según convenga, destacando otros asuntos más “importantes”. Un ejemplo de esto último es cuando sacan a la palestra el defender el derecho de los criminales y asesinos, pero callan como zorros ante los miles de ejecuciones en la China comunista, o las simples ejecuciones en el mundo islámico.

Y es que por las tiranías sienten un profundo respeto, rayando en la fascinación. Y hay que justificarlas, claro. Para esto están la “alianza de civilizaciones” y el “multiculturalismo identitario”, oiga. Y si esta alianza y multiculturalismo tienen un alto componente de antiamericanismo, el asunto queda redondo. Como redondo es decir también que Occidente es el culpable de la guerra que el Islam nos tiene declarada, guerra que se justifica por la “opresión colonial”. Con esto se justifican los ataques terroristas: es la penitencia que nos ponen por nuestras culpas.

Todo esto nos lo dicen los que odian la libertad, sin darse cuenta que precisamente por esa libertad están diciendo esas barbaridades. Pero a pesar de este odio, nunca renunciaría a usarla y a disfrutarla.

Nosotros invitamos a todos estos “intelectuales químicos” que pululan por esta pobre España, y por allende los mares, tan preocupados ellos por la justicia y memoria histórica, que se vayan una temporada a vivir a un país islámico para investigar sobre la marcha e “in situ”, la historia opresora, imperialista y colonial mahometana. Con lo ocurrido durante el siglo VII bastaría. Claro que a lo mejor no se atreverían a usar de la libertad porque sus sacrilegios serían los culpables de su horca, o de su lapidación.

No obstante, estos intelectualillos de medio pelo, de grandes momios y prebendas algunos, que se abrazan a cualquier totalitarismo, en el fondo están más a gusto aquí al amparo de la libertad que tanto odian y desprecian. Aunque a lo mejor pueda que estén deseando que vengan los nuevos amos para que les paguen por los servicios prestados. Pero que se anden con cuidado porque la historia suele repetirse: si Roma no pagó a Audax, a Ditalco y a Minuro, (“Roma proditoribus non premiae”), el Islam a lo mejor tampoco paga a traidores.



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