domingo, 14 de enero de 2024

Ser libres, o ser esclavos


 El terror fue, y es, aplicado, por razones políticas y religiosas. Para los terroristas no hay escrúpulos: lo mismo da que caigan ancianos, impedidos, niños o personas inocentes. El terror es indiscriminado, ya que el terrorista no tiene ningún impedimento moral a la hora de matar.

Obviamente, no todas las ideologías políticas o religiosas son partidarias del terror. Son sobradamente conocidas las que lo admiten y justifican.

 Para el terrorista no existe ningún tipo de consideración humana: su fanatismo ideológico no le impide poner bombas, o inmolarse, en colegios, centros comerciales o trenes. El caso es que cuantos más muertos haya, mejor.

 El fanatismo puede llegar a tal extremo que, como ocurrió en febrero de 2008, Al-Qaeda utilizó a dos pobres mujeres con síndrome de Down, para cometer un salvaje atentado en Bagdad en el que murieron casi cien personas y hubo más de cien heridos ¿Se acuerdan de esto? Probablemente no, pero seguro que se acordarían si semejante brutalidad hubiese sido auspiciada por la iglesia cristiana. Ustedes ya nos entienden.

 Pero, claro, está por medio la Alianza de Civilizaciones, ese engendro diabólico “zapateril” que nadie sabe qué es, que hace que el asunto se suavice, aunque provenga de bestias sin escrúpulos, bestias que no están a tres mil o cuatro mil kms, sino entre nosotros, en esta “Eurabia” que se está gestando.

 No basta con condenar de boquillas tales atentados. Hay que acabar con ellos porque nos estamos jugando el ser libres o ser esclavos.

 Y si hablamos de ETA, el asunto ya no tiene nombre. Fíjense lo que decía en el año 2006 Joseba Eguibar: “ETA es una organización política que utiliza métodos modernos de lucha”. Sin comentarios.

 También la sujeta María Fernández de la Vega dijo en el mismo año: “En el fin de ETA no debe haber ni vencedores ni vencidos”.

 No menos corto se ha quedado Joan Puigcercós, de ERC, cuando en el año 2005 dijo aquello de: “La política es para los vivos, no para los muertos”.

 En fin, ¿se pueden poner condiciones o negociar con asesinos?

 Claro que de esto del terrorismo el PSOE sabe un poco. No hay más que repasar la Historia verdadera de España en la que se lee, por ejemplo, que en la Semana Trágica de 1909 hubo 120 muertos, amén de 80 iglesias destruidas o quemadas. También en la “huelgona” de 1917 hubo 80 muertos, así como un acto de sabotaje que hizo descarrilar un tren en Bilbao con un saldo de 10 muertos.

 No digamos ya nada del terror de 1931 y del golpe de estado de 1934: 1.500 muertos, saqueos de bancos, robos, atracos, quema y destrucción de edificios (Cámara Santa, Universidad, Biblioteca, etc de Oviedo), asesinatos de sacerdotes, frailes, monjas, etc. Es decir, terror.

 Por cierto, ¿cuando el PSOE pedirá perdón por estas cosas y otras, en vez de dedicarse a que los “otros” pidan el mentado perdón?



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