Los
“progres” niegan que ellos nunca imponen nada, porque la imposición la
consideran un asunto dictatorial.
La verdad es que una de las cosas características de la izquierda es precisamente la imposición. Se podrían poner muchos ejemplos, pero quizá el más paradigmático en estos momentos es lo que se llama la “ideología de género” que, como ya hemos escrito varias veces, tal calificativo es absurdo, pues nada tiene que ver el género gramatical con el sexo de las personas. Pero, en fin, la ignorancia es muy atrevida, oiga.
Dicha ideología de género, que más bien es una teoría, fue lanzada en esta
impresentable España a los cuatro vientos durante el “zapaterato”, llegando a
editarse aquello de la “Educación para la ciudadanía” ¿Se acuerdan? Seguro que
sí.
No cabe duda de que si a los ciudadanos los educa el Estado en vez de la
familia, como ocurría, y ocurre, en los países marxistas, estaremos ante una
auténtica dictadura. Pero esto no importa, oiga. Muchos prefieren quedarse
tuertos, a condición de que otros queden ciegos.
Esta “educación” comienza atacando a la familia, a la que se la presenta como
la base de muchos males, cuando es todo lo contrario. Lógicamente, a la familia
la atacan los sodomitas y lesbianas, porque estos “colectivos” no pueden
generar familia.
Esta “lógica” de dichos “colectivos” está basada, según dicen ellos, en la
igualdad y en acabar con la “discriminación”, pero en realidad lo que se
persigue es infundir, ya desde la escuela, conceptos e ideas en contra de la
familia, es decir, contra los padres, que pasarían a llamarse “progenitor A” y
“progenitor B”, y también contra la religión cristiana. Contra otras, que
ahorcan y persiguen a estos colectivos, ni mu.
Como se puede ver, esta interpretación “ideológica” de lo que esta gente llama
género, es una auténtica dictadura, por mucho que lo nieguen, además de ser una
verdadera aberración al tratar de homologar la identidad hombre-mujer como una
mera abstracción.
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