El título completo del libro es “El caos de la I I República. Breve historia de los hechos que
antecedieron a la guerra civil”, autor Vicente Alejandro Guillamón,
Editorial LibrosLibres, noviembre 2006, 237 páginas, incluido “Otros títulos de
la editorial”.
El libro consta de V I Capítulos, además de un
apartado final intitulado “Anexos documentales”, páginas 179 a 230.
La obra no tiene desperdicio. En ella se exponen,
entre otras cosas, el acontecer de aquellos nefastos tiempos republicanos que
van desde su comienzo, que no fue muy legítimo, hasta su fin cruento y
violento.
En el Capítulo I I I, dentro del apartado “Desórdenes y quema de iglesias y conventos”
(página 44), nos habla el autor de la República “convulsa y epiléptica”, en la que “desde el primer momento los agitadores comenzaron a propagar bulos y
falsedades”.
En la página siguiente nos dice el autor que “el 10 de mayo se atribuyó falsamente al
marqués de Luca de Tena el asesinato de un taxista. Las turbas intentaron
asaltar el periódico ABC, que tuvo que defender la Guardia Civil. En la
refriega hubo que lamentar varios heridos y dos muertos. A raíz de ello, el
abogado, periodista, agit6ador, luego diputado y más tarde comunista, José
Antonio Balbontín, arengó a las masas desde una ventana del ministerio de la
Gobernación en la Puerta del Sol, pidiendo el desarme de la Guardia Civil, la
expulsión de las órdenes religiosas y la demisión del ministro de la
Gobernación”.
Al final de la página 45 y principios de la 46, se
lee:
“El
rencoroso Azaña, al tener noticia del incendio de la residencia e iglesia de
los jesuitas de la calle de la Flor, exclamó: ‘Todos los conventos de España no
valen la vida de un republicano’”
A continuación, nos narra el autor los incendios
provocados en muchos lugares de España, tales como Sevilla, Málaga, Cádiz,
Murcia, Valencia, Alicante, etc.
En la página 114, en el apartado intitulado “La revolución de octubre del 34”, se
comenta la brutal reacción de las izquierdas, que no supieron defender ni
respetar la “legitimidad republicana” de la que tanto hablaban.
En la página 179 en el “Apéndice Uno” intitulado “Hombres y nombres”, figuran unas
pequeñas biografías de algunas personas protagonista de aquella República,
tales como Alejandro Lerroux, Marcelino Domingo, Álvaro de Albornoz, Diego
Martínez Barrio, Julián Besteiro, Manuel Azaña, Indalecio Prieto, etc, etc,
llamándonos la atención lo que aparece sobre este último sujeto que, como ya
sabrán, nació en Oviedo en 1883, trasladándose a los ocho años a Bilbao. Nos
dice el autor:
“Participó
en la organización de la huelga revolucionaria de agosto de 1917, y al fracasar
huyó a Francia, especialidad en la que llegó a ser todo un maestro. No hubo
conspiración ‘anti-lo-que-fuese’ en que no anduviera por medio, pero nunca le
pillaron, simplemente porque ponía pies en polvorosa antes de que le echaran el
guante”.
En la página 205 se lee:
“Intrigaba
y conspiraba incluso dentro del partido socialista. Energúmeno político,
demagogo, de modales rudos y plebeyos, blasfemaba como un arriero inclusive en
los Consejos de ministros, y comía como un cerdo”.
En fin, magnífico libro que recomendamos leer a los de
la internacional de la mentira, del odio y del terror, y a Sor Yolanda y a Su
Sanchidad. A ver si en su “memoria democrática” figura algo de esto.
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