Como ya saben, los comunistas hablan constantemente de libertad y de democracia. Ninguna de estas dos cosas, amén de otras muchas, existen en su sistema, como no existía en la I I República mangoneada por la URSS.
Vivimos en unos tiempos en los que, como si de una novela de ciencia ficción se tratase, hay quienes quieren apoderarse de la Historia añadiendo y quitando cosas a su antojo. Para ello idearon una “ley” que podrá poner sanciones económicas y encarcelar, a aquellos que no se crean la versión “oficial”.
Pregunta: ¿desde cuándo la Historia la dictan los políticos, y no los mismos hechos?
Esta casta política de ahora habla mucho de “democracia”. Pero tal democracia es mantener a los españoles en la ignorancia porque cuanto más ignorante sea “el pueblo soberano”, más fácil es “orientarlo”.
No se entiende muy bien cómo se puede exaltar una república que a los quince días de establecerse ya estaba incitando a la quema de iglesias y asesinatos, y que finalizó con un tiro en la nuca, por parte de las milicias socialistas, de Calvo Sotelo. Todo muy “democrático”.
La república no fue ese paraíso pacífico y democrático que nos quieren vender ahora. Unos de los padres de la verdadera República, D. Gregorio Marañón, decía:
“Mi respeto y mi amor por la verdad me obligan a reconocer que la República ha sido un fracaso trágico. Tendremos que estar varios años maldiciendo la estupidez y la canallería de estos cretinos criminales, y aún no habremos acabado ¿Cómo poner peros, aunque los haya, a los del otro bando?”
Como ya saben, tanto Gregorio Marañón, como Ortega y Gasset y Ramón Pérez de Ayala, verdaderos republicanos, tuvieron que exilarse en Francia perseguidos por los comunistas, regresando a España al terminar la Guerra Civil. Como es obvio, este detalle no está incluido en la “memoria histórica”
Largo Caballero, el “Lenin español”, decía en febrero de 1936:
“No creemos en la democracia como un valor, ni tampoco creemos en la libertad”
La coalición de anarquistas, socialistas y comunistas, se alzó con el poder mediante lo que se denominó “Frente Popular”.
En el libro “1936. Fraude y violencia en las elecciones del Frente Popular”, autores Manuel Álvarez Tardío y Roberto Vila García, Editorial S.L.U. Espasa Libros, 656 páginas, se puede leer las manipulaciones y fraudes que hubo en aquellas elecciones frentepopulistas que, obviamente, ahora no se cuentan. (Este libro lo comentaremos próximamente).
Según este libro, las conclusiones son aplastantes y arrolladoras: la izquierda manipuló y manejó hasta el recuento de 50 escaños, de los 240 que se le dieron al FP, lo que sirvió para obtener mayoría absoluta de los 473 escaños del Congreso. Sin los citados 50 escaños el FP no hubiese podido gobernar en solitario. El fraude fue monumental.
Otra pregunta: ¿qué hubiese sucedido si el FP hubiese ganado la guerra? Pues sencillamente que España se habría convertido en otro satélite de la destartalada URSS, lo que supondría miseria, hambre, terror, odio, bota, bozal, grillete, oir, ver y callar, amén de otras cosas. La imagen que ven corresponde a la Puerta de Alcalá madrileña en 1938. Recomendamos leer los artículos sobre la obra “El libro negro del comunismo”, insertados en este blog con fechas 7 y 8 de febrero de 2.017.
Hay que tener en cuenta que más de 2.000 militares soviéticos participaron en la Guerra Civil, aunque esto se omita ahora, distribuidos de la siguiente manera: 770 pilotos, 350 operadores de carros de combate, 100 artilleros, amén de los “asesores”.
Los de “la memoria histórica” se “olvidan” de que el primer bombardeo contra población civil lo cometió el FP, con aviones que despegaron del aeródromo de Tablada en Sevilla, que lanzaron 8 bombas sobre Tetuán, a la sazón capital del protectorado de Marruecos. También bombardearon Zaragoza, Sevilla, Córdoba, Toledo y varias ciudades más.
Como ya hemos escrito en alguna ocasión, el 7 de noviembre de 1938, el pueblo cordobés de Cabra se despertó aterrorizado al ver a tres aviones fabricados en la URSS, modelo “Tupoliev SB-2”, más conocidos por los “Katiuska”, como soltaban unas docenas de bombas sobre la indefensa población, provocando la muerte de 86 personas, a la vez que producían heridas a 117, entre ellas ancianos y niños. Pero claro, oiga, sólo se habla del bombardeo de Guernica.
Entre los meses de febrero y julio de 1936, y antes de empezar la Guerra Civil, se cometieron atentados y profanaciones contra más de 400 iglesias, amén de 3.000
graves atentados por motivos políticos y
sociales. También los rojo-republicanos profanaron tumbas de iglesias sacando y
burlándose de los cadáveres. Y cuando estos sujetos asediaron Madrid,
cometieron más de 30.000 asesinatos, destacando los 5.000 de Paracuellos del
Jarama “carrillista”, que es la mayor fosa común de toda España. Como ya saben,
a los de “la memoria histórica” nada les importa esta masacre. Los asesinados
por estos criminales siguen en las cunetas.
¿Y qué nos dicen de las checas en las que se asesinaba a gente de un tiro en la nuca sin juicio previo? ¿Y de la monja Apolonia Lizárraga, aserrada, y que por negarse a apostatar, fue echada como comida a los cerdos?
Son unos cínicos y revanchistas que pretenden ahora ganar una guerra que provocaron y perdieron, sembrando odios y rencores entre los españoles, empleando todo tipo de demagogia, logomaquia y echando cortinas de humo por doquier.
Y terminamos con una frase de Cicerón, que dedicamos a los de la internacional de la mentira, del odio y del terror:
“Como nada más hermoso es conocer la verdad, nada más vergonzoso que aprobar la mentira y tomarla por verdad”.
¿Figurará algo de esto en la memoria democrática de Su Sanchidad y de Sor Yolanda?
Continuará.
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