Sobre este tema ya hemos comentado varias veces en este blog, pero seguimos porque hay que recuperar la “memoria democrática” de su Sanchidad.
Durante los días 18 y 19 de julio de
1936, entraron en España miles de voluntarios para luchar al lado de los
comunistas, estando su base de adiestramiento y preparación en la zona aérea de
Los Llanos (Albacete). Serían lo que se llamó, a partir de octubre, las
Brigadas Internacionales, dirigidas por Togliatti, comunista italiano, y por
André Marty, comunista francés, amén de contar con la ayuda y colaboración de
cientos y cientos oficiales de la URSS. Participaron en las batallas de
Guadalajara, Jarama, Belchite, Brunete, Teruel y el Ebro, así como en la
defensa de Madrid.
Dichas Brigadas Internacionales fueron reconocidas
oficialmente por el gobierno republicano en octubre de 1936, reconociendo
también la URSS su participación en la Guerra Civil española. Su intención era
ganar la guerra y hacerse con el mando de España, como hicieron en la Europa
Oriental al terminar la Segunda Guerra Mundial. En setiembre de 1938 dichas
Brigadas fueron retiradas por orden de Stalin, ya que el pacto nazy-soviético,
conocido como el Pacto Ribbentrop-Molotov, estaba en ciernes. Como recordarán,
La Pasionaria dijo sobre el asunto que las Brigadas se iban por “razones
poderosas y por razones de Estado”. Así era la sumisión de los
jerarcas del PCE al criminal Stalin.
Como ya saben, la ayuda militar soviética a la
República fue enorme, aunque de esto no se comente nada, a pesar de existir
abundante bibliografía sobre el tema. Así, por ejemplo, ahí está el libro de
Jacques Delperrie de Bayac intitulado “Las Brigadas Internacionales”,
Ediciones Júcar, Madrid 1980, 392 páginas.
Nos dice el autor que en octubre de 1936 la URSS ya
había enviado “cazas y carros de combate” para la defensa de
Madrid. Y continúa diciéndonos que “el 29 de octubre lanzan un
contraataque en dirección Sur. Unos cuarenta carros de combate Renault
franceses, T.26B., de 8,5 toneladas”. Comenta después el autor sobre las
tripulaciones de los aviones y carros de combate rusos, “en su mayoría
soviéticos y mandados por el general Pavlov”.
Como ya saben, este material bélico se pagó con el oro
del Banco De España por orden del nefasto Largo Caballero que, a finales del
mes de octubre de 1936, ordenó embarcar el oro desde Cartagena, oro que fue
transportado por cuatro embarcaciones soviéticas.
También nos habla el autor de “voluntarios de
las Brigadas Internacionales que habían sido ejecutados por traición, o porque
se negaban a obedecer a sus jefes comunistas”.
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