martes, 2 de enero de 2024

“Las Brigadas Internacionales”


 Sobre este tema ya hemos comentado varias veces en este blog, pero seguimos porque hay que recuperar la “memoria democrática” de su Sanchidad.

Durante los días 18 y 19 de julio de 1936, entraron en España miles de voluntarios para luchar al lado de los comunistas, estando su base de adiestramiento y preparación en la zona aérea de Los Llanos (Albacete). Serían lo que se llamó, a partir de octubre, las Brigadas Internacionales, dirigidas por Togliatti, comunista italiano, y por André Marty, comunista francés, amén de contar con la ayuda y colaboración de cientos y cientos oficiales de la URSS. Participaron en las batallas de Guadalajara, Jarama, Belchite, Brunete, Teruel y el Ebro, así como en la defensa de Madrid.

Dichas Brigadas Internacionales fueron reconocidas oficialmente por el gobierno republicano en octubre de 1936, reconociendo también la URSS su participación en la Guerra Civil española. Su intención era ganar la guerra y hacerse con el mando de España, como hicieron en la Europa Oriental al terminar la Segunda Guerra Mundial. En setiembre de 1938 dichas Brigadas fueron retiradas por orden de Stalin, ya que el pacto nazy-soviético, conocido como el Pacto Ribbentrop-Molotov, estaba en ciernes. Como recordarán, La Pasionaria dijo sobre el asunto que las Brigadas se iban por “razones poderosas y por razones de Estado”. Así era la sumisión de los jerarcas del PCE al criminal Stalin.

Como ya saben, la ayuda militar soviética a la República fue enorme, aunque de esto no se comente nada, a pesar de existir abundante bibliografía sobre el tema. Así, por ejemplo, ahí está el libro de Jacques Delperrie de Bayac intitulado “Las Brigadas Internacionales”, Ediciones Júcar, Madrid 1980, 392 páginas.

Nos dice el autor que en octubre de 1936 la URSS ya había enviado “cazas y carros de combate” para la defensa de Madrid. Y continúa diciéndonos que “el 29 de octubre lanzan un contraataque en dirección Sur. Unos cuarenta carros de combate Renault franceses, T.26B., de 8,5 toneladas”. Comenta después el autor sobre las tripulaciones de los aviones y carros de combate rusos, “en su mayoría soviéticos y mandados por el general Pavlov”.

Como ya saben, este material bélico se pagó con el oro del Banco De España por orden del nefasto Largo Caballero que, a finales del mes de octubre de 1936, ordenó embarcar el oro desde Cartagena, oro que fue transportado por cuatro embarcaciones soviéticas.

También nos habla el autor de “voluntarios de las Brigadas Internacionales que habían sido ejecutados por traición, o porque se negaban a obedecer a sus jefes comunistas”.



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