Como decíamos en la anterior
entrega, en ésta veremos someramente la coexistencia entre la religión y la
ciencia, coexistencia que llegó al enfrentamiento en los dos últimos siglos,
principalmente en el mundo occidental en donde, para muchos, y remontándonos a
tiempos del siglo XVII, el caso de Galileo Galilei es el ejemplo más claro de
este enfrentamiento. Sobre este asunto, y como recordarán, El Vaticano pidió
disculpas en 1992 en pleno papado de Juan Pablo II. La verdad es que el tema
Galileo fue más por motivos personales que científicos. Esto está sobradamente
demostrado.
El enfrentamiento
religión-ciencia no fue por motivos científicos ni técnicos, sino por culpa del
pensamiento materialista marxista que, de forma chulesca y pedante, acusó a la
religión en general de acientífica o anticientífica. Por supuesto que esta
afirmación marxista, sin ningún fundamento lógico y demostrable, no significó
nada ni para los teólogos, ni mucho menos para los fieles.
Si echamos un vistazo a la Historia,
vemos cómo verdaderos científicos de todos los campos eran creyentes. Así, por
ejemplo, tanto Oppenheimer, que fue el padre de la bomba atómica, como Robert
Boyle, el padre de la química moderna, eran creyentes. También lo eran Faraday,
descubridor de la inducción electromagnética y Louis Pasteur, descubridor de
varias vacunas.
Mención especial merece Francis
Bacon, que fue el gran profeta de la revolución científica, ya que sus trabajos
estaban basados en la experimentación y en el razonamiento. Su rechazo al
ateísmo era debido a la escasa profundidad de la filosofía sobre el tema. Así,
en su obra “Del ateísmo”, dice lo
siguiente:
"Es cierto que una filosofía ligera inclina
a la mente del hombre al ateísmo, pero la profundidad en la filosofía conduce
las mentes de los hombres a la religión; pues mientras la mente del hombre
busca segundas causas dispersadas, puede algunas veces descansar en ellas, y no
ir más lejos; pero cuando contempla la cadena de ellas confederadas, y acopladas
juntas, debe necesitar volar a la Providencia y Deidad" .
Otros
científicos creyentes fueron Isaac Newton, John Dalton, J. Kepler, W. Leibniz,
René Descartes, Albert Einstein, Max Planck y un larguísimo etc.
Planck, como
ya sabrán, es el autor de la teoría cuántica, que revolucionó el mundo atómico.
Pues bien, en una conferencia que dio en 1937 sobre religión y ciencia, dijo
que Dios estaba presente en todos los sitios. Para este científico, los ateos
eran gente que daba demasiada importancia a los símbolos.
En la próxima
y última entrega, veremos las diferencias que existen entre el judaísmo, el
cristianismo, el islam, el hinduismo y el budismo, sobre temas tan
trascendentales como Dios, ser humano, destino tras la muerte, medios y modos
de salvación, mujer, clero y fin del mundo.
Continuará.
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