Queremos políticos, no politicastros.

 

Vamos a “recuperar la memoria democrática” de su “Sanchidad”.

¿Se acuerdan del slogan lanzado por Zapatero y su “complexo” durante la campaña electoral del aquel nefasto 2004: “Merecemos una España mejor”, acompañado de “Soluciones ahora”?

La verdad es que viendo la situación a la que hemos llegado por mor de aquel desgobierno, y del actual, los españoles tendríamos que decir que queremos políticos, no politicastros, empezando, claro está, por los socialistas, perdón, por los sociatas, según el nuevo cuño de los “inmortales” de la RAE.

Y decimos esto porque España siempre las ha pasado canutas cuando los sociatas han tomado el poder, desde el leninista Largo Caballero, siguiendo por Felipe “Sonrisa de hiena” González, hasta llegar a ZP y al actual Pedro Sánchez.

Aquel slogan lo que quería decir era que la España que merecemos era la España que ellos querían hacer, e hicieron, o también, la España que destrozaron y hundieron, aliándose precisamente con los que no quieren ser españoles.

Y el resultado, balance y cosecha de la “España mejor”, ya sabemos cual ha sido: ruina, división, abuso de poder, corrupción, drogas, violencia por doquier, blanqueo de dinero, desprestigio internacional, fracaso escolar, desconfianza en la Justicia y en el poder, intolerancia, enfrentamiento y desencuentros, malestar y crispación permanentes etc, etc

Y lo peor del caso es que nadie quiere debatir de forma clara y serena, lo que está sucediendo en nuestra Patria para intentar arreglar esta terrible situación. Pero, claro, oiga, esto requiere verdaderos políticos y no demagogos.

Y terminamos con unas palabras de Benito Jerónimo Feijoo y Montenegro expresadas hace más de trescientos años, y con otras de Marco Tulio Cicerón dichas hace más de 2.000 años. Decía Feijoo:

«Es menester huir de dos extremos, que igualmente estorban el hallazgo de la verdad. El uno es la tenaz adhesión a las máximas antiguas: el otro la indiscreta inclinación a las doctrinas nuevas… En las naciones extranjeras pecan muchos en el segundo extremo: en España casi todos en el primero.»

Cicerón:

“El presupuesto debe equilibrarse, el Tesoro debe ser reaprovisionado, la deuda pública debe ser disminuida, la arrogancia de los funcionarios públicos debe ser moderada y controlada, la ayuda a otros países debe eliminarse, para que Roma no vaya a la bancarrota. La gente debe aprender nuevamente a trabajar, en lugar de vivir a costa del Estado”.

En fin, sin comentarios.