Como estamos en el mes de
abril republicano, pues como ya saben la República apareció el 14 de este mes
en 1931, vamos a dedicar unas entregas a este asunto y al de la Guerra Civil.
Hay muchos “pensadores
químicos”, pedantes infumables marxistas, que dicen que la historia es una
disciplina compleja. Nosotros creemos que no. Lo que sí es verdaderamente
complejo es analizar el por qué de los hechos acaecidos que formaron y forman
esa historia. Pero, claro, estos “pensadores químicos”, que más bien son “historieteros”
que verdaderos historiadores, recurren a la “metodología científica” para
explicar los acontecimientos, amoldándolos a su visión particular y
“científica”, a tenor con la “memoria histórica” del Bobo Solemne, o de la “democrática”
de su “Sanchidad”.
Al seguir este procedimiento,
ya no valen ni la investigación, ni el descubrimiento del error, ni la
neutralidad, ni la objetividad. Como esta gente no es tonta, y se dan cuenta de
esto, intentan remediarlo con abundante palabrería y funambulismos dialécticos,
lo que trae como consecuencia obras y libros históricos completamente
adulterados y falsos que se basan y se apoyan en místicas y en dialécticas de
todo tipo.
Una vez dicho esto,
comentaremos en una serie de entregas cosas de la
II República Española y de la Guerra Civil, que han omitido
estos “historieteros” de lo políticamente correcto y que, sin embargo, presumen
de tener el monopolio de la verdad.
Para empezar, diremos que
algunos pedantes marxistas infumables sostienen que todas las manifestaciones,
proclamas, tumultos, agresiones, huelgas, incitaciones a la desobediencia,
asaltos, etc, que el pueblo mostraba contra la república, eran por obra de la
oligarquía que pagaba a ese pueblo para desestabilizarla y echarla abajo. Esta
es, desde luego, una de las mayores burradas que hemos leído. Porque si esto es
cierto, entonces el criminal Santiago Carrillo fue un asalariado de la
mencionada oligarquía, ya que en un discurso insertado en el periódico El Socialista el día 15 de setiembre de
1.934, habla del asalto al poder de las Juventudes Socialistas. Estas palabras
fueron saludadas con el puño en alto.
También en ese mismo
periódico y en la misma fecha, sigue el asesino con sus “vivas” y “mueras”. Así:
“Muera el gobierno! ¡Muera la burguesía!
¡Viva la revolución! ¡Viva la dictadura del proletariado!”
Evidentemente, meter a este
sujeto y a sus seguidores dentro del concepto
de republicano, es una falsificación por parte de los “historieteros”,
pues nada tenían que ver con este asesino los republicanos de pro Ortega y
Gasset, Marañón, Menéndez Pidal, etc. Por tanto, a partir de ahora
distinguiremos entre republicanos y rojo-republicanos.
Comenzaremos diciendo que a
medida que se iba abriendo paso la
República, los españoles se daban cuenta de que la división
ideológica que había en el ambiente iba a desembocar en algo muy desagradable.
Los vivas y mueras intentaban explicar la “dos verdades” que, como es sabido
sobradamente, eran incompatibles, convirtiendo a España en una nación
irreconciliable, en la que los españoles se cazaban unos a otros.
Las dos Españas ya eran algo
que se percibía en muchos aspectos, sobre todo en el físico: barricadas, luchas
en las calles, atentados, crímenes, asesinatos, cuarteles rodeados por gentes
amenazantes, etc. . . . En fin, una locura colectiva que iba dejando un gran
reguero de sangre.
Y sucedió lo que tenía que
pasar: el Alzamiento Nacional contra aquella república de corte marxista y que
nada tenía que ver con la verdadera República. Una vez iniciado éste, se
esperaba con gran ansiedad la distribución o parcelación, si se quiere, del
Estado.
Así, empezando por las dos
grandes urbes, Madrid y Barcelona habían representado un verdadero fracaso para
el Alzamiento. Las noticias llegaban
como podían. Unas veces eran favorables a la República y otras al
Alzamiento.
Así se comentaba, por
ejemplo, que Galicia se había perdido
para la causa republicana y que en Asturias las masas se aprestaban a
conquistar Oviedo.
Por el sur, Málaga, Almería,
Jaén, etc, eran fieles a la República.
Valencia permanecía indecisa y toda La Mancha era fiel al Frente
Popular. En fin, cada bando contaba sus afectos y desafectos con la lógica
propaganda.
Pero había una noticia que
era absolutamente cierta y que no estaba basada en ningún tipo de propaganda: la Armada se mantenía fiel a la República. Así,
en los días sucesivos al 18 de Julio, las fuerzas y efectivos eran mayormente
republicanos.
Continuará.
La hemeroteca del El Socialista es una joya, me he descargado el número que mencionas, el 7992, y leer completo el discurso de Carrillo, no tiene desperdicio.
ResponderEliminarEn la web de la fundación también se encuentra la hemeroteca de su periódico, Renovación, algunos números, como el 130, también son una joya.
Muchas gracias.
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