No se puede creer en una ideología como la marxista, cuyos defensores fantásticos y fanáticos, cegados por la pasión y la devoción, la tienen como la única, la más grande, la imperecedera, la llamada a liberar a la Humanidad de todos los males habidos y por haber, que sólo considera al hombre por lo que produce y por lo que consume y que todo lo espera del Estado. Los crímenes, el terror, la represión, las hambrunas, etc., eso no cuentan.
No se puede creer en una ideología intocable y
superior, dada su condición de “científica”, que pretende negar la creencia
personal y la práctica individual, subordinando el individuo a la colectividad.
No se puede creer en un sistema que conculca los más
elementales derechos del ser humano, ya que no admite libertad de pensamiento,
de creencias, etc, que impone la dictadura por encima del poder democrático
salido libremente de las urnas.
No se puede estar de acuerdo con una ideología que
identifica al disidente con el enemigo, a pesar de que dice que es democrática.
No se puede creer en una ideología que tiene en su
seno mucho hipócrita que, por conveniencia o moda intelectual, aceptan sus
principios, negándolos después con sus conductas y en su propia vida.
¿Cómo estar de acuerdo con una ideología que persiste
en la mentira y en la falsedad y que, como dice el ex marxista Jean François
Revel en la página 10 de su obra “La gran mascarada. Ensayo sobre la
supervivencia de la utopía socialista”, Ediciones Taurus, 2000, tiene “una
inveterada deshonestidad en las relaciones con lo verdadero, secuela de la
educación totalitaria del pensamiento”? ( I )
¿Cómo creer en una ideología sectaria que se cree
moral e intelectualmente superior a las demás? ¿Cómo defender un sistema que
deslegitima y ataca constantemente a toda opción política distinta, impidiendo
con ello la alternancia en el poder y la coexistencia pacífica de los ciudadanos,
por más que se les llenes la boca con las palabras “democracia”, “tolerancia”,
“respeto”, etc.?
No se puede creer en una ideología que, considerada
como reliquia, presenta un blindaje emocional y una resistencia total y
absoluta a contrastar otras ideas y opciones.
¿Cómo creer en una ideología que, a pesar de que la
realidad y la historia han demostrado que es inservible, aún cuenta con
voluntarios y mercenarios para defenderla?
¿Cómo creer en un sistema que tacha al “otro” de
incapaz, inepto e incompetente?
En fin, podríamos poner más cosas, pero haríamos el
asunto un poco largo.
( I ) .- Este libro lo tenemos
comentado en este blog con fechas 1, 4 y 6 de febrero de 2.017.
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