Viene a continuación el XXII
Congreso del Partido Comunista de la Unión
Soviética, congreso en el que se intentó engañar al mundo
diciendo que era el de la “edificación
del comunismo en la URSS”,
cuando en realidad fue el congreso de la ruptura.
Kruschev, otro producto
criminal del sistema, aprovechó la mala situación económica por la que
atravesaba China para asestar definitivamente un golpe a la polémica que venían
teniendo rusos y chinos. Al mismo tiempo, este hombre del zapatazo, desencadenó
en la URSS un
ataque feroz contra sus enemigos interiores, empezando por el stalinista
Molotov.
A partir de 1.961, se
suspenden las relaciones diplomáticas entre soviéticos y albaneses, lo que
aprovechan los chinos para publicar tal noticia en su prensa con violentos
ataques contra “los revisionistas” porque quieren traicionar los fundamentos
del marxismo-leninismo. Como se ve, fanatismo elevado a la enésima potencia.
Estos ataques envenenados y
violentos contra los soviéticos, van canalizados a través de Tito. Esta tensión
ideológica duraría hasta el año 1.962, que es cuando se producen los conflictos
entre China y la India,
y entre Cuba y EE.UU.
Estos dos conflictos,
supusieron la ruptura definitiva entre los partidos comunistas de China y la
URSS. El asunto llegó a tal gravedad, que
la mismísima Unión Soviética llegó a suministrar armas a la India, lo que produjo un
gran escándalo.
Y llegamos al otoño de 1.962
cuando se produce el conflicto entre Cuba y los EE.UU., conflicto que puso a la Humanidad a las puertas
de una catástrofe nuclear.
Aunque no le guste, hay que
recuperar la “memoria democrática” de su ideología, señora Díaz. Seguro que a
su “Sanchidad” tampoco le gusta.
Continuará.
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