No nos estamos refiriendo a la película de Charles
Chaplin “El gran dictador”, protagonizada y dirigida por él, además de ser el
guionista y copartícipe de la banda sonora, no. Nos estamos refiriendo al gran
dictador Vladímir Vladímirovich Putin, actual presidente
de la Federación Rusa, como ya saben, y que entre unos cargos y
otros lleva más de veinte años en el poder. De su actuación en el mandato
nada dicen los de la internacional de la mentira, del odio y del terror ya que,
entre otras cosas, eliminó a todo bicho viviente que se le opusiera, amén de
clausurar y finiquitar todos los “mass-media” que le censurasen. Este tipo es
un auténtico dictador que perteneció a la temida KGB soviética y que tal parece
que las reminiscencias de la destartalada URSS aún siguen vigentes.
Po otra parte, ante la terrible situación que
creó con la guerra contra Ucrania, el conflicto guerrero más grave desde la
Segunda Guerra Mundial, cuenta con la simpatía y afinidad de China, ya que teme
que las democracias de Occidente puedan ayudar a Ucrania, impidiendo su
objetivo que no es otro que volver a reconstruir la derrumbada URSS.
Por otra parte también, cómo va a terminar este
enfrentamiento ruso-ucraniano, nadie lo sabe, aunque hay por ahí listorros y
listorras que ya saben el desenlace. Lo único que se sabe es que el ejército
ruso del dictador Putin es enormemente superior al de Ucrania, así como también
se sabe que la OTAN no puede inmiscuirse en el asunto, ya que Ucrania, como ya
saben, no pertenece a esta Alianza.
Lo que también se sabe es que Rusia será penada
y sancionada económica y financieramente por parte de Estados Unidos y de la
Unión Europea, aunque este asunto parece no importarle al dictador porque
cuenta con la ayuda de China.
Las consecuencias de esta guerra que sí se
conocen son las de aspecto económico. Ahí está el precio del Barril Brent a
105,92 dólares, amén del hundimiento de las Bolsas y del elevado aumento de los
precios de las materias primas. Aquí en España la inflación puede subir entre
uno y dos puntos, restando su porcentaje al PIB. Pero esto no importa, oiga. Lo
que sí importa es seguir con el desenfreno fiscal para recolectar y cobrar,
gastando a manos llenas sin importar para nada la quiebra de miles de empresas
y otras cosas.
¿Y qué dice su “Sanchidad” y su “complexo”
gubernamental sobre este asunto guerrero? Pues sencillamente callar y escurrir
el bulto sobre preguntas, amén de zigzaguear opiniones y respuestas, sin decir
lo que piensa, amén también de no hacer lo que debe por mor de sus fanáticos
socios de gobierno, que son los que le mantienen en el apoltronado sillón
monclovita, si bien últimamente reclamó “enfoque de género” y “salud
sexual” en la guerra. Sin comentarios.
En fin, a ver si esto se soluciona para el año 2050,
oiga.
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