jueves, 26 de septiembre de 2024

“Érase una vez la URSS” ( y I V )


 

Así se intitula el libro de Dominique Lapierre, Editorial Planeta, S.A., 2005, 181 páginas, incluido Índice.

Antes de nada, decir que nos alegramos de que muchos amigos y lectores hayan comprado este libro. Como os decía, es una magnífica obra que no tiene desperdicio. No tenéis que darme ningún tipo de gracias. Habrá que dárselas a Dominique Lapierre.

Como decíamos en la anterior entrega, en ésta última comentaremos algunas fotografías que aparecen en el libro que denotan la falsedad y mentiras del sistema.

Hay una foto intitulada “En las playas del Mar Negro donde ligan bronce los privilegiados del régimen”.

A continuación, se lee:

“Para tener derecho a permanecer veintiún días en uno de los antiguos palacios del litoral soviético, los veraneantes deben pagar un mes de salario a su sindicato”. Sin comentarios.

En otra foto intitulada “Dos desafíos lanzados públicamente a las autoridades del régimen”, se nos habla de la celebración de un matrimonio religioso, a pesar de ser “un país que ha convertido el ateísmo en religión de Estado”. En dicha fotografía aparece un gran grupo de gente joven indicando, como dice el autor, que esto es “señal de que el régimen no ha podido ganar a toda la juventud rusa para la causa del marxismo-leninismo puro y duro”

El otro desafío de la foto consiste en ver a un ruso besando “delante de toda la gente la pequeña bandera francesa que adorna nuestro coche. George Manukian, de treinta y dos años, es uno de los siete mil armenios que se marcharon de Francia después de la guerra para establecerse en la Armenia soviética. La elección fue un desastre. Muchos de los que intentaron huir fueron atrapados y condenados a largos años de gulag. El gesto de Georges Manukian le ocasionó el arresto por el KGB después de nuestra partida. Tardará siete años en ver cumplirse su sueño: regresar a Marsella”.

Hay otra foto que lleva por título “La alegría de saborear nuestra proeza es rechazada por la historia”. Se lee:

“Catorce días después de nuestro regreso, Jean-Pierre no duda en responder a la llamada del redactor jefe de Paris Match. El 30 de octubre de 1956 está en Budapest delante del cuartel general del partido comunista. Los insurgentes de la revolución húngara se preparan para asaltarlo. Aparecen carros soviéticos y disparan contra la multitud. Tres ráfagas de ametralladora alcanzan a Jean-Pierre en las piernas, la espalda y el vientre”.

Ni qué decir tiene que Jean-Pierre murió por esta ráfaga de los carros soviéticos de Kruschef.

En fin, recomendamos leer este magnífico libro del que los de la internacional de la mentira, del odio y del terror, no dicen ni pío, así como de otros que comentamos, y comentaremos, en este blog.

¡Y pensar que durante la Segunda República Española se adoraba a esta destartalada URSS: “Amigos de la Unión Soviética”, “¡Viva la URSS”. También cuando se celebraban mítines, la gente gritaba “¡Como en Rusia!”



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