lunes, 30 de septiembre de 2024

“Indalecio Prieto, el cerco de la fe”


 

Así se intitula el libro de Ricardo de la Cierva, Editorial Fénix, Biblioteca Memoria Histórica, 2.009, 335 páginas.

Es un libro biográfico de Indalecio Prieto, en el que se nos narran varios aspectos de don “Inda”, siendo el más destacado, el religioso. Esto, obviamente, ha sido silenciado por los “historieteros”.

 

Indalecio Prieto había nacido en Oviedo en 1863, y por razones familiares, se vio obligado a trasladarse a Bilbao. Aquí hizo los estudios primarios, en los que se incluía la educación religiosa. Posteriormente trabajó en El liberal de Bilbao, destacando pronto por su periodismo incisivo.

 

Fracasó en sus intentos empresariales, por lo que se dedicó enteramente al periodismo y a la política, en la que sobresalió por su oratoria.

 

Prieto conoció en 1.921 a Franco, cuando este era comandante. De éste diría el 1 de mayo de 1.936 en un mitin en Cuenca para las elecciones del Frente Popular: “Franco es la fórmula suprema del valor: es hombre sereno en la lucha”. Con estas palabras, Prieto pretendía convencer a Franco para que no participara en el Alzamiento. Pero no le hizo caso, lo que contribuyó a mantener odio y resentimiento contra el General hasta su muerte en 1.962.

 

En la candidatura socialista de 1.918, Prieto fue elegido diputado al Congreso por Bilbao, y llegó a ser propietario de El Liberal. Fue ministro de Hacienda durante el primer gobierno de la II República. En el siguiente gobierno, que presidía Manuel Azaña, fue ministro de Obras Públicas, iniciando la política de embalses y trasvases, que luego desarrollaría Franco.

 

Uno de sus mayores errores, fue el de ser uno de los instigadores de la Revolución de Octubre, arrepintiéndose en 1.942. Fue uno de los organizadores del Frente Popular, junto con Azaña y el lendakari Aguirre. Le ofrecieron ingresar en la Masonería, negándose rotundamente porque le parecía ridícula. Rechazó el marxismo porque, a pesar de todo, era un socialdemócrata. Fue ministro de Defensa con Largo Caballero, siendo echado del gobierno por los comunistas en mayo de 1.936.

 

En el exilio, creó un frente contra Negrín. Dicho exilio estaba financiado con los fondos robados en el Banco de España. Intentó crear una oposición en la que estuviesen todos unidos contra Franco, pero fracasó.

 

Mientras todo esto ocurría, Prieto mantenía correspondencia con Ricardo Bastida, arquitecto bilbaíno; con la madre de la Merced Pilar Reynoso y con otra monja. Estaba impresionado por lo que le decían estas personas en sus cartas. Hasta tal punto que años más tarde publicaría un artículo intitulado “El cerco de la fe”.

 

Prieto terminó sus días convicto y converso a la fe católica, lo mismo que les sucedió a muchos, entre ellos al marxista André Frossard, a La Pasionaria, a Companys, al mismo Manuel Azaña, y varios más, aunque, claro, de esto los “historieteros” no dicen ni mu.




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