miércoles, 11 de septiembre de 2024

Poesía del Siglo de Oro, Los mejores romances de la lengua castellana y Rimas y Leyendas de Bécquer ( X I X )


 


Continuamos con los libros “Poesía española del Siglo de Oro”, Ediciones 29, Madrid 1990, 113 páginas; "Los mejores romances de la lengua castellana", Edicomunicación, S.A., 1999, 256 páginas, y “Gustavo Adolfo Bécquer. Rimas y Leyendas”, Editorial EDIMAT LIBROS (Ediciones y Distribuciones Mateos), Madrid 1999, 317 páginas incluido “Índice”.

En las páginas 38 y 39 del primer libro aparece la siguiente poesía de Baltasar del Alcázar (1530-1606):

“Deseáis, señor Sarmiento,
saber en estos mis años,
sujetos a tantos daños,
cómo me porto y sustento.

Yo os lo diré en brevedad,
porque la historia es bien breve,
y el daros gusto se os debe
con toda puntualidad.

Salido el sol por oriente
de rayos acompañado,
me dan un huevo pasado
por agua, blando y caliente.

Con dos tragos del que suelo
llamar yo néctar divino,
y a quién otros llaman vino
porque nos vino del cielo.

Cuando el luminoso vaso
toca en la meridional,
distando por un igual
del Oriente y del ocaso,

me dan asada y cocida
una gruesa y gentil ave,
con tres veces del suave
licor que alarga la vida.

Después que cayendo viene
a dar en el mar Hesperio,
desamparado el imperio
que en este horizonte tiene;

me suelen dar a comer
tostadas en vino mulso,
que el enflaquecido pulso
restituyen a su ser.

Luego me cierran la puerta;
yo me entrego al dulce sueño;
dormido soy de otro dueño,
no sé de mi nueva cierta.

Hasta que, habiendo sol nuevo,
me cuentan cómo he dormido:
y así de nuevo les pido
que me den néctar y huevo.

Ser vieja la casa es esto,
veo que se va cayendo,
voile puntales poniendo
porque no caiga tan presto.

Más todo es vano artificio;
presto me dicen mis males
que han de faltar los puntales
y allanarse el edificio.”

En las páginas 135 y 136 del segundo libro, se lee lo siguiente:

“Romance de la gentil dama”

“Triste está la gentil dama,

triste está que no riendo.

 

Asentada en un estrado

franjas de oro tejiendo,

las manos tiene en la obra

y el corazón comidiendo,

llorando de los sus ojos,

de la su boca diciendo:

 

--¡Ay por vos, niño chiquito

vivo yo triste muriendo,

que vas a tierras ajenas

lueñes tierras conociendo!

Por ti mis rotas entrañas

del todo se van rompiendo.

 

Dios te deje crecer, hijo,

y a su madre te encomiendo:

que te haga más dichoso

que con ventura naciendo;

que el pecado que otro hizo

tu niñez lo va sintiendo--”

 

En la página 44 del tercer libro se lee la rima XXIV de Bécquer. Dice así:

Dos rojas lenguas de fuego 
Que, a un mismo tronco enlazadas, 
Se aproximan, y al besarse 
Forman una sola llama;

Dos notas que del laúd 
A un tiempo la mano arranca, 
Y en el espacio se encuentran 
y armoniosas se abrazan;
.
Dos olas que vienen juntas 
A morir sobre una playa, 
Y que al morir se coronan 
Con un penacho de plata.
.
Dos jirones de vapor 
Que del lago se levantan, 
Y al juntarse allá en el cielo 
Forman una nube blanca.
.
Dos ideas que al par brotan, 
Dos besos que a un tiempo estallan, 
Dos ecos que se confunden . . . 
Eso son nuestras dos almas.”

Continuará.




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