Continuamos con los libros “Poesía
española del Siglo de Oro”, Ediciones 29, Madrid 1990, 113 páginas; "Los
mejores romances de la lengua castellana", Edicomunicación, S.A.,
1999, 256 páginas, y “Gustavo Adolfo Bécquer. Rimas y Leyendas”,
Editorial EDIMAT LIBROS (Ediciones y Distribuciones Mateos), Madrid 1999, 317
páginas incluido “Índice”.
En las páginas 38 y 39 del primer libro
aparece la siguiente poesía de Baltasar del Alcázar (1530-1606):
“Deseáis,
señor Sarmiento,
saber en estos mis años,
sujetos a tantos daños,
cómo me porto y sustento.
Yo os lo diré en brevedad,
porque la historia es bien breve,
y el daros gusto se os debe
con toda puntualidad.
Salido el sol por oriente
de rayos acompañado,
me dan un huevo pasado
por agua, blando y caliente.
Con dos tragos del que suelo
llamar yo néctar divino,
y a quién otros llaman vino
porque nos vino del cielo.
Cuando el luminoso vaso
toca en la meridional,
distando por un igual
del Oriente y del ocaso,
me dan asada y cocida
una gruesa y gentil ave,
con tres veces del suave
licor que alarga la vida.
Después que cayendo viene
a dar en el mar Hesperio,
desamparado el imperio
que en este horizonte tiene;
me suelen dar a comer
tostadas en vino mulso,
que el enflaquecido pulso
restituyen a su ser.
Luego me cierran la puerta;
yo me entrego al dulce sueño;
dormido soy de otro dueño,
no sé de mi nueva cierta.
Hasta que, habiendo sol nuevo,
me cuentan cómo he dormido:
y así de nuevo les pido
que me den néctar y huevo.
Ser vieja la casa es esto,
veo que se va cayendo,
voile puntales poniendo
porque no caiga tan presto.
Más todo es vano artificio;
presto me dicen mis males
que han de faltar los puntales
y allanarse el edificio.”
En las
páginas 135 y 136 del segundo libro, se lee lo siguiente:
“Romance de la gentil dama”
triste está que no riendo.
Asentada en un estrado
franjas de oro tejiendo,
las manos tiene en la obra
y el corazón comidiendo,
llorando de los sus ojos,
de la su boca diciendo:
--¡Ay por vos, niño chiquito
vivo yo triste muriendo,
que vas a tierras ajenas
lueñes tierras conociendo!
Por ti mis rotas entrañas
del todo se van rompiendo.
Dios te deje crecer, hijo,
y a su madre te encomiendo:
que te haga más dichoso
que con ventura naciendo;
que el pecado que otro hizo
tu niñez lo va sintiendo--”
En la página 44 del tercer libro se lee la rima XXIV de Bécquer.
Dice así:
“Dos
rojas lenguas de fuego
Que, a un mismo tronco enlazadas,
Se aproximan, y al besarse
Forman una sola llama;
Dos
notas que del laúd
A un tiempo la mano arranca,
Y en el espacio se encuentran
y armoniosas se abrazan;
.
Dos olas que vienen juntas
A morir sobre una playa,
Y que al morir se coronan
Con un penacho de plata.
.
Dos jirones de vapor
Que del lago se levantan,
Y al juntarse allá en el cielo
Forman una nube blanca.
.
Dos ideas que al par brotan,
Dos besos que a un tiempo estallan,
Dos ecos que se confunden . . .
Eso son nuestras dos almas.”
Continuará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario