sábado, 7 de septiembre de 2024

“Unión Soviética, comunismo y revolución en España (1931-1939” ( I )


 

El título completo del libro es “Unión Soviética, comunismo y revolución en España (1931-1939). Así fue. La historia rescatada”, autor Stanley G. Payne, Editorial Plaza Janés 2003, 478 páginas incluido Índice Onomástico.

Este libro, al igual que otros que se han escrito después de la apertura parcial de los archivos de la KGB de la extinta URSS, cuenta de forma rigurosa la intervención soviética en la Guerra Civil Española, intervención respaldada por el Bloc Obrer y Camperol, pasando por los sectores más izquierdistas del PSOE y, obviamente, por el PCE, todos ellos pendientes de lo que dictase la Komintern.

Como ya hemos dicho varias veces, los “historieteros” de turno “bien pagaos”, han falseado y mentido sobre la intervención de la desplomada URSS. A tal efecto nos dice el autor en la página 182:

“Para el gobierno soviético, el Komintern y los comunistas hispanos, lo que realmente se estaba dando en la zona republicana no era ‘la democracia burguesa’ que todos ellos proclamaban con fines propagandísticos en el ámbito internacional, sino el ‘nuevo tipo’, exclusivamente izquierdista, o estadio superior de la ‘revolución democrática’, la república popular proclamada por la doctrina frentepopulista en 1935 y por la política soviética en cierto nivel desde 1924. Los numerosos historiadores y escritores de izquierda que han criticado la política comunista durante la guerra no han sabido distinguir entre las declaraciones internacionales y propagandísticas (casi absolutamente idénticas a las declaraciones propagandísticas internacionales del gobierno republicano) y la verdadera postura del Komintern, el PCE y la política soviética relacionada en general con la República durante la guerra, que no era en absoluto la afirmación de que se trataba de una democracia burguesa, sino que se había convertido en el ‘nuevo tipo’ o estadio superior de la ‘república democrática’, una república popular que no constituía en sí misma el socialismo, sino al antecámara del socialismo. Realmente no tiene excusa el modo en que los analistas han malinterpretado y tergiversado precisamente la postura comunista durante más de sesenta años”.

Ni qué decir tiene que esos historiadores a los que hace referencia Payne, algunos de ellos más bien “historieteros”, se han distinguido con el empleo de los calificativos de siempre, es decir, fascista y franquista , cuando alguien ponía al descubierto el verdadero papel de la Komintern.

Al final de dicha página 182 y principios de la siguiente, se lee:

“Los comunistas desempeñaban un doble juego retórico cada vez que variaban los niveles, las dimensiones o los interlocutores, pero ese había sido su proceder habitual desde 1917”

Continuará.



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