No hace mucho tiempo,
España era respetada en todo el mundo. De esta situación hemos pasado a ser el
hazmerreír.
Los motivos de este
cambio son muchos. Pero quizá el más importante y destacado sea el de que, en
las naciones del mundo Occidental civilizado, los políticos son elegidos por un
pueblo que tiene una cultura de la que el “pueblo soberano” español carece,
comportándose muchas veces como una auténtica cáfila. No hay nada más que ver
la grisura política estos cenutrios del PSOE.
Y decimos esto porque en
cualquier nación normalmente constituida si a uno de los líderes políticos del
partido que está en el poder, se le ocurre mentir, distorsionar, ocultar o
maquillar su currículum vitae, o la Historia de su país, automáticamente se le
cesa y asunto concluido. Aquí, como ustedes ya saben, no solamente no se le
cesa, sino que aumenta su poderío con pactos con ya saben quién. La estulticia
y la estupidez del mentado “pueblo soberano” quedan una vez más puestas de
manifiesto. Como prueba de esa estulticia, ahí tenemos al flébil sujeto residente
en la Moncloa, que sigue durmiendo tranquilamente soñando con la España de
2050.
¿Qué diría Sherlock Holmes a esto? Probablemente "¡Demencial, querido
Watson!", en lugar de elemental.
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