Transcribimos la homilía pronunciada por el párroco de
la Iglesia de San Julián de los Prados de Oviedo, ayer domingo día 25 de junio.
“El texto evangélico de hoy pone en labios
de Jesús una expresión muy usada en el Antiguo Testamento: no temáis. Jesús nos
pide y nos repite por tres veces que no tengamos miedo por ser sus discípulos.
Hoy, en nuestro ambiente, no somos
perseguidos a muerte, pero podemos encontrar muchos vacíos a nuestro lado,
precisamente por ser cristianos, y surge el miedo a decir la verdad, miedo a
las murmuraciones o calumnias, miedo al desprecio por ser cristianos, miedo a
ser coherentes con la fe que se profesa.
Pensemos que en los médicos que ante los
abortos se sienten desprotegidos en su conciencia so pena de quedarse sin
trabajo, pensemos en las personas que fieles a su conciencia no se prestan al
robo o despilfarro en ambientes donde son normales tales prácticas; pensemos en
los jóvenes que deciden llegar íntegros al matrimonio y son el hazme reír de
los compañeros; pensemos en la cantidad de obstáculos que tienen que superar
entre amigos y familiares aquellos jóvenes que deciden entrar en la vida
religiosa o sacerdotal, y pensemos en tantos otros casos como se pudieran
poner.
La persecución por el Evangelio parece
formar parte de la vida del cristiano. Cuando un cristiano o una comunidad se
toman en serio el anuncio del Evangelio, se juegan la vida por la causa de
Jesús, pero no tenemos que estar preocupados, porque no es más el discípulo que
su Maestro. A todos nos conviene escuchar la llamada de Cristo a la confianza
total y absoluta en Dios. Él es quien nos dala vida y quien nos invita a dejar
nuestros miedos para vivir en la libertad de los hijos de Dios, porque el miedo
hace sentir inquietud y confusión, paraliza, hace sumisas y serviles a las
personas, mata la libertad, anula la creatividad, e impide construir un mundo
más humano.
No tengamos miedo porque Dios se cuida de
cada unos de nosotros. En los planes de Dios no hay descuidos ni sorpresas, ni
nada que supere su poder. Quien se sabe hijo de Dios no teme nada en esta vida
ni teme la muerte ¿No se venden un par de gorriones por un céntimo? Y, sin
embargo, ni uno solo cae en el suelo sin que lo disponga vuestro padre. Pues
vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis
miedo: valéis más vosotros que muchos gorriones (VV. 29.31).
El remedio para el miedo no es tanto la
valentía como la confianza. La confianza en ese Dios que nos quiere y nos
conoce, en ese Padre que nos protege y nos acompaña es el verdadero motivo que
nos impulsa a seguir adelante.
`Señor auméntanos la fe´, para
manifestarnos como cristianos, para no callar la verdad evangélica ante los
problemas, miedos, interrogantes de nuestra sociedad, para compartir con
sencillez y frescura nuestra experiencia de fe”.
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