Como
ya saben, existe una gran confusión entre el género gramatical y el sexo de las
personas, por mor dese feminismo semántico tan de moda.
El artículo definido
o determinado (el, la, los, las) es un elemento determinante del
sustantivo, ya que permite discernir el género y el número. Antes se definía
como la parte invariable de la oración que acompaña al nombre para indicar su
género y su número. En esencia, la definición es la misma.
Pero la realidad nos
dice que esto no es cierto porque se ha dado a la letra a prácticamente los mismos
atributos que al artículo: así se dice la jueza, la clienta, la médica, la ginecóloga, etc
Es decir: no se hace caso del artículo, sino
de la terminación, intentando demostrar que las palabras terminadas en a son del género femenino. Hay que
sustituir la o, de médico, por
la a.
Siguiendo este “razonamiento”,
como las palabras dentista, malabarista, periodista, artista,
equilibrista, etc, terminan en a serán del género femenino. Por
tanto habrá que decir dentisto, malabaristo, periodisto, artisto,
para indicar el género masculino sin hacer caso del artículo. Por otra parte,
palabras terminadas en a, tales como mapa,
sofá, son del género masculino. ¿Habrá que decir mapo, sofó, ?
¿Habrá palabra más femenina que mujer? ¿Habrá que decir mujera?
Lo mismo pasará con la palabra madre, etc
Después están los
escritos con el/la/los/las/todos/todas, que en aras también de un
progresismo semántico-feminista quieren demostrar la igualdad entre ambos
sexos. Lo que sucede es que se confunde el género gramatical con el sexo de las
personas. Y para evitar poner el/la/los/las/todos/todas, recurren
a la ridícula @.
La palabra habitante, por
ejemplo, es una palabra del género masculino que abarca a ambos sexos.
Asimismo, la palabra persona, es del género femenino que
abarca también a ambos sexos. Lo mismo sucede con humanidad.
Pero, claro, siguiendo la lógica jaimitera habrá que
decir la habitanta, el persono y el humanidod. ¡Hasta en la
Real Academia de la Lengua ha entrado la política! Nos parece que ha dejado de
fijar, limpiar y dar esplendor.
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