El mundo está cambiando demasiado rápidamente. Y este
cambio se nota en que las cosas ya no tienen el sentido de hace poco. La cosa
parece lógica, pero el asunto es grave: este cambio se debe, principalmente, a
la corrupción de las ideas. Nos explicamos. Ahora todo el mundo asegura ser
socialista. Conocemos personas que en otros tiempos eran fanáticos defensores
de otro régimen, y ahora dicen “¡Yo, socialista de toda la vida!”, o
también, “Yo siempre pensé en socialista”. Habrá que preguntarles que
quién es “socialista”.
Pero, no nos salgamos del tema: estos que se dicen
ahora socialistas, lo son porque les han metido por la cabeza cuatro cosas
expuestas simplificada y resumidamente, con los correspondientes tópicos
típicos elevado, todo ello, a la categoría de dogma intocable e inmutable.
Estas personas, sin darse cuenta, han caído en un idiotismo moral sin
precedentes, que les hace salir a la palestra como si estuviesen en una selva.
Lo único que hacen es sembrar el caos y la guerra de todos contra todos, amén
de hacer ruidos con la boca, como diría el filósofo D. Gustavo Bueno.
Además, todo esto lo hacen dando la espalda a la
voluntad de muchas personas que buscan incesantemente el bienestar colectivo a
base de amor al prójimo, de honestidad, de honradez, de trabajo responsable
bien hecho, etc, etc. Claro que para estos nuevos sociatas y “comuniatas” estos
conceptos son de “tiempos pasados”. Así nos luce el pelo.
También hay otros conceptos que han sido pisoteados
brutalmente: derechos laborales, igualdad ante la ley, derechos políticos sin
ningún tipo de limitación, etc. Y han sido pisoteados por una cosa muy
sencilla: por la vergonzosa renuncia y repliegue de la razón, ante los
intereses de partido. Esto nos conducirá hacia una dictadura implacable desprovista
de todo contenido humano, ético, moral, sin alma, sin conciencia, sin
principios . . . Mientras la luz de la verdad no ilumine los turbios cerebros
de estos sociatas y “comuniatas” de nuevo cuño, y de los que los pastorean, no
saldremos de esta desastrosa situación.
Y no saldremos si esta banda vuelve a ganar las
votaciones del 23-J que, como ya saben, fueron fechadas por intereses propios y
particulares de “Su Sanchidad”. Y no saldremos porque en estos dos meses que
quedan, los asuntos económicos y sociales les importan un bledo, dos cominos y
tres dídimos a estos ineptos.
Lo que sí le importa a la mentada banda son las
“negociaciones” para formar todo tipo de gobiernos, ya sea el central, los de
los reinos taifas, o los de los ayuntamientos. Lo peor del tema es que si gana
esta banda, se aprobarán y aplicarán ciertas leyes que ahora están en el
“candelabro”, leyes preñadas de fanatismo, intransigencia, frivolidad,
sectarismo, etc.
En fin, los intereses partidistas están por encima de
los intereses de la “ciudadanía”, como diría el Bobo Solemne. Mientras no se
hagan verdaderas reformas en los campos de la educación, de la sanidad, de la
justicia, del gasto público, amén de reducir la inflación y la deuda pública,
llegaremos a la deriva, al abismo, al precipicio, a la fosa o al columbario.
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