lunes, 8 de julio de 2019

El laico oficio



La democracia que tenemos ahora en nuestra Patria es un sistema un tanto opresor, aunque esto pueda parecer un contrasentido. Si nos fijamos un poco, esta democracia ha sido salpicada y aderezada con “lo políticamente correcto”. Vean un ejemplo.

 El país democrático por excelencia son los EE.UU., a los que se les vilipendia, se les desprestigia y se les condena por mor de la citada corrección política. Incluso se condenan sus grandes virtudes democráticas. Si alguien osa ir en contra de este desprestigio norteamericano, rápidamente se sacan a colación los conceptos políticamente correctos como son la “democracia” y la “solidaridad”, concepto este último que ha sustituido al de caridad porque, claro, ésta suena a cristianismo y eso no se puede permitir, oiga.

Este concepto de solidaridad está tan manido y extremadamente usado, que hasta cierto tipo de clero lo emplea porque, claro, está dentro de los cánones del “pensamiento común”.

El asunto llega a tal extremo, que en la campaña antitabaco que se realizó en su día, a los hosteleros que protestan porque el sector iba a salir perjudicado, automáticamente se les tachaba de “insolidarios”. Pero, ¡ah! no ocurre lo mismo con la droga y las aberraciones sexuales: la una se “democratiza” y las otras se permiten.

Si la Inquisición desapareció hace siglos, ahora parece que vuelve: sería el “el laico oficio”. Y que nadie ose levantar la más mínima voz o denunciar la intromisión de los antitabaquistas en el ámbito privado ¡Excuso decirles!





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