Los miembros y “miembras” de eso que llaman ideología
de género, están empeñados en suprimir y borrar las diferencias anatómicas,
biológicas y hormonales entre hombres y mujeres, haciendo hincapié en que la identidad
de una persona nada tiene que ver con la identidad de sexo, transmitiendo
subliminalmente que las diferencias naturales entre hombre y mujer son única y
exclusivamente una “construcción social”, como afirman
los y las de LGTB (No confundir con Lérida, Gerona, Tarragona y Barcelona).
Esto quiere decir que una persona puede ser hombre o mujer cuando le venga en
gana.
Lo más grave del asunto puede que sea, dada la politización
de la judicatura, la delicada situación por la que atraviesa el hombre en esta
España derivada del “zapaterismo” y ahora continuada con el “sanchismo”.
Como es sabido, aquella mujer que estime y considere
que un hombre actúa y tiene comportamientos contra sus intereses,
automáticamente es denunciado como agresor o maltratador, quedando expuesto a
las arbitrariedades de la ley de la violencia de género, ley que se pasa por el
forro de los dídimos el Artículo Primero de la Constitución.
El asunto llegó a tal extremo que se ha llegado a prohibir
el piropo.
Personalmente hemos tenido una experiencia llamando
guapa a una chica que nos atendía por teléfono sobre una consulta informática.
Nos dijo: “modere usted su lenguaje al
dirigirse a mí”. Le pedimos perdón, diciéndole que entonces la llamaríamos
fea.
Automáticamente nos dimos de baja de la empresa que habíamos contratado en
su día para disponer de internet, televisión y telefonía. Al recibir la baja,
la empresa nos llamó por teléfono diciéndonos que le gustaría saber el motivo
de tal baja. Se lo explicamos. No lo comprendían. Insistieron e insistieron para
que no nos fuéramos, pero no les hicimos caso.
Como casos curiosos están cuando un hombre se dirige a
una mujer, y viceversa. Si a la mujer no le agrada lo que le dicen, aunque sea
un piropo exquisito y educado, puede denunciarlo. En el caso contrario, si la
mujer se dirige al hombre y éste no quiere saber nada de ella por que no le
guste, o por lo que sea, ella volverá a denunciar.
Lo peor del asunto es que la mentada ley de la
ideología de género es un utensilio, herramienta, arma, instrumento, etc, que
se está usando con intenciones políticas y sociales.
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