viernes, 12 de julio de 2019

Violencia de género



Los miembros y “miembras” de eso que llaman ideología de género, están empeñados en suprimir y borrar las diferencias anatómicas, biológicas y hormonales entre hombres y mujeres, haciendo hincapié en que la identidad de una persona nada tiene que ver con la identidad de sexo, transmitiendo subliminalmente que las diferencias naturales entre hombre y mujer son única y exclusivamente una “construcción social”, como afirman los y las de LGTB (No confundir con Lérida, Gerona, Tarragona y Barcelona). Esto quiere decir que una persona puede ser hombre o mujer cuando le venga en gana.

Lo más grave del asunto puede que sea, dada la politización de la judicatura, la delicada situación por la que atraviesa el hombre en esta España derivada del “zapaterismo” y ahora continuada con el “sanchismo”.

Como es sabido, aquella mujer que estime y considere que un hombre actúa y tiene comportamientos contra sus intereses, automáticamente es denunciado como agresor o maltratador, quedando expuesto a las arbitrariedades de la ley de la violencia de género, ley que se pasa por el forro de los dídimos el Artículo Primero de la Constitución.

El asunto llegó a tal extremo que se ha llegado a prohibir el piropo.

Personalmente hemos tenido una experiencia llamando guapa a una chica que nos atendía por teléfono sobre una consulta informática. Nos dijo: “modere usted su lenguaje al dirigirse a mí”. Le pedimos perdón, diciéndole que entonces la llamaríamos fea. 

Automáticamente nos dimos de baja de la empresa que habíamos contratado en su día para disponer de internet, televisión y telefonía. Al recibir la baja, la empresa nos llamó por teléfono diciéndonos que le gustaría saber el motivo de tal baja. Se lo explicamos. No lo comprendían. Insistieron e insistieron para que no nos fuéramos, pero no les hicimos caso.

Como casos curiosos están cuando un hombre se dirige a una mujer, y viceversa. Si a la mujer no le agrada lo que le dicen, aunque sea un piropo exquisito y educado, puede denunciarlo. En el caso contrario, si la mujer se dirige al hombre y éste no quiere saber nada de ella por que no le guste, o por lo que sea, ella volverá a denunciar.

Lo peor del asunto es que la mentada ley de la ideología de género es un utensilio, herramienta, arma, instrumento, etc, que se está usando con intenciones políticas y sociales.



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