lunes, 22 de julio de 2019

La capacidad de expresión



La capacidad de expresión, tanto oral como escrita, de los estudiantes españoles es de un deterioro preocupante, que puede constituir un gran obstáculo a la hora de acceder a trabajos en los que se requiera una mínima capacidad de expresión. El origen de todo esto hay quien lo achaca a la influencia de las nuevas tecnologías. Nosotros creemos que esto no es así y pensamos que es por el casi nulo interés que tienen por la lectura, unido a una desastrosa preparación desde los inicios de los estudios.
Como ya saben, en los chats, blogs, páginas web, whatsapp y foros de Internet, se ven escritas verdaderas barbaridades: “me equiboqué”, “habeces”, “ola”, en vez de hola, “uecos”, “habrazos” y un sin fin de burradas mayores. También se usan expresiones “abreviadas”: “xq” en vez de por qué, “tb”, por también, etc,etc.

Otro aspecto es el del uso abusivo del gerundio, así como el empleo incorrecto de las comas, tildes y signos de puntuación, así como la supresión de la letra “h”.


A pesar de que las nuevas tecnologías producen una gran cantidad de información (prácticamente está todo en Internet), el problema de los estudiantes es que no saben transmitir coherentemente dicha información, y recurren muchas veces a un lenguaje retórico e impuesto desde los medios de comunicación, con sus muletillas, eufemismos y expresiones sofisticadas.


Hay otro punto de origen de todo este mal y que creemos que es el principal: la gran tolerancia que existe en la enseñanza Primaria, Secundaria y Bachillerato por parte de los profesores y educadores sobre el tema. Aquí está la madre del cordero.


Los que no hemos sido víctimas de todo este tinglado de planes de estudios, LOGSE, EGB, LAU, etc, etc, hemos tenido la suerte de estudiar bajo unos planes educativos inmensamente superiores a los de ahora. Pregunten a un estudiante dónde está el Bramaputra, los Apalaches o el Popocatepeltz. No solamente no lo sabrán, sino que tampoco sabrán que son un río, unas montañas o un volcán.


Pero, claro, lo importante es la propaganda política antes que el esfuerzo y la formación. Nos tememos que aprendíamos más en Párvulos que en todos estos planes absurdos, en los que no se lee ni El Quijote, ni el Lazarillo de Tormes, como tampoco se leen a Garcilaso de la Vega, a Góngora, a Lope de Vega, a Espronceda o a Jorge Manrique, por poner unos ejemplos. Ahora con decir “esto mola”, “que guay, tío”, “presidenta”, “jóvenas”, “pacienta”, “dirigenta” y “hado padrino”, está todo solucionado.


En fin, esta ignorancia creemos que está bien estudiada porque sirve para inculcar patrones ideológicos muy “ad hoc” con el sistema. Ante tanto desastre, le queda a uno la cara tonta.




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