viernes, 12 de julio de 2019

Logomaquia, demofilia y demagogia.



Como decíamos en nuestro artículo “A los inmortales de la RAE. Barosmia y demofilia”, insertado en este blog con fecha 15 de enero de 2015, vamos a comentar algo sobre las palabras logomaquia, demofilia y demagogia, de las que hacen uso los políticos para encandilar al “pueblo soberano”.

Estamos viendo la “demofilia” que sienten determinados políticos cuando llega el momento oportuno, bien porque haya unas votaciones próximas, o porque lo requiera el momento. Lo cierto es que esta “demofilia” va acompañada de una gran dosis de demagogia y también de logomaquia, con las que se adula, se halaga, se mangonea, se seduce y se pastorea a dicho “pueblo soberano” con todo tipo de argucias. Y, claro, después pasa lo que pasa: se derrumban o se incumplen las promesas.

Y que no nos engañen: subliminalmente, tanto la demagogia como la logomaquia, la emplean todos los partidos, todos los grupos y todos los personajes que salen a la palestra en el momento oportuno. Y sino que se lo pregunten a los de “Podemos” (de podar), cuando su caudillo dijo en su día  que había “que garantizar la independencia de los periodistas”. So cínico: ¿es que hay independencia y libertad de prensa en algún país comunista de tus amores?

Por otra parte, a estos politicastros de tres al cuarto les gustan los “baños de multitudes”, multitudes que hoy gritan ¡So! Y mañana ¡Arre! Ustedes ya me entienden.

Es igual, oiga, seguiremos con la logomaquia, la demofilia, la demagogia y lo que haga falta.



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