El atolladero económico en el
que estamos inmersos, heredado del “zapaterato”, parece que de momento no tiene
salida, por más que nos mientan desde el gobierno. Este atolladero, similar al
de otros países europeos, del que ya algunos empiezan a salir, ha sido más
contundente en España ¿Y porque ha sido más contundente aquí? Por dos razones: una, por caer sobre una
“ciudadanía” que esperaba muchas cosas, entre ellas la “reactivación”, según
promesas electorales, y la otra porque somos una nación que no dispone de las
suficientes reservas para aguantar todo esto que nos ha caído encima.
Tal como están las cosas,
nadie sabe cómo vamos a salir de este atolladero. No hay más que ver las
“negociaciones” del actual gobierno, en las que no se avanza nada de nada. Más
bien parecen un pulso contínuo para salvar y guardar sus intereses e imágenes.
La realidad, cruel y amarga,
nos dice que estamos ante un panorama de auténtico desastre, lo que puede traer
como consecuencia el fin del estado del bienestar, sino es que ya ha firmado su
propio finiquito. Recordemos, por si las moscas, que el citado estado del
bienestar fue una creación totalmente conservadora: Bismarck lo promovió a
últimos del siglo XIX.
Lo curioso del caso es que
este tan cacareado estado del bienestar, en España nos lo han vendido como si
fuese un producto de la socialdemocracia, y va a ser precisamente un partido
socialista el que termine con él.
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