Y seguimos “recuperando la
memoria histórica”, oiga.
Decía el criminal y cínico de
Fidel Castro, en una frase llena de soberbia y pedantería, que “la Historia me absolverá”. No merece la pena
hacer ningún comentario sobre esta frase. Lo que sucederá probablemente es que
la Historia lo absorberá.
A los que no absolverá la Historia será a ZP y a
todo su “complexo” por sus enormes mentiras y contradicciones porque, entre
otras muchas cosas, el poder lo utilizaron en beneficio propio del partido, a
la par que sancionaron y persiguieron todo tipo de autoridad que estuviese
fuera del PSOE, con lo que se generaba miedo en la población civil, y cuando el
miedo aparece nunca se sabe cómo acabará el asunto.
Por otra parte, la
destrucción de instituciones fue tal, que acabamos en algo terrible. Así, por
ejemplo, el Ejército fue triturado convirtiéndolo en poco menos que en una
organización de tipo humanitario, a la vez que ya no existía, ni existe, un
centro de mando único en el citado Ejército, sino que tampoco existe en las
fuerzas se seguridad del Estado porque las “autonomías” han creado sus propios
“cuadros”.
¿Y qué decir de la Justicia , con su Tribunal
Constitucional prácticamente inexistente para asuntos de extrema gravedad? Esta
importante institución ha sido casi absorbida por los Tribunales Superiores de
las Autonomías ¡Casi nada!
Al mismo tiempo, aquellos
impresentables gobernantes, igual que los de estos momentos, aparte de no tener
el más mínimo atisbo de inteligencia, lo único que les importa es la lealtad al
partido. El Estado les importa un bledo, dos cominos y tres dídimos. Se lo podían
preguntar a Leire Pajín, Secretaria de Organización, a Manolo Chaves, presidente
del partido, o al mismísimo Zapatero, Secretario General y presidente. Para
muestra de esto, varios botones: funcionarios del partido bien asalariados a
tutiplén, subvenciones partidistas por doquier, prolongarse en el poder a toda
costa, aunque sea a expensas de la destrucción de España, etc, etc.
Además, aquel gobierno
“progresista”, metió sus narices en todos los ámbitos sociales: desde el aborto
de una adolescente de 16 años (sin que sus padres se enteren), hasta la
abolición de los Crucifijos en las escuelas, pasando por el lavado de cerebro a
base de fútbol.
Por cierto, da pena ver banderas de España por todas partes
con motivo del citado fútbol, y no verlas en otras ocasiones más importantes.
Así es el pueblo soberano de estulto: sacar la Bandera de España para
defender a unos individuos que corren dando patadas detrás de un kilogramo de aire
encerrado en un cuero, y que cobran millones de euros ¡Qué vergüenza! ¿Qué
dirán esos millones de parados y los otros millones en el umbral de la pobreza?
Que no esperen aquella pandilla de
íncubos y súcubos que la
Historia les va a absolver. Están en un error.
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