viernes, 16 de agosto de 2019

Personajes de la Segunda República. Dolores Ibárruri, “La Pasionaria” ( I )



Otro de los nefastos personajes de aquella República.

Nació Dolores en la cuenca minera de Bilbao en 1895. Una vez proclamada la República se fue para Madrid, iniciando su meteórica carrera en el partico comunista, en el que militaba desde los 28 años. En febrero 1936 fue elegida diputada por Asturias, siendo a partir de entonces una gran propagandista del partido.
En noviembre de 1938 pronunció un discurso lleno de mentiras sobre la retirada de las salinistas Brigadas Internacionales. El pacto Stalin-Hitler estaba al caer, pero de esto no dijo nada.

Finalizando la Guerra Civil, ofreció a Negrín el apoyo de su partido, con el objeto de que no claudicara y siguiese adelante con la guerra.

A principios de marzo de 1939 huyó a París, y posteriormente a Moscú, siendo elegida secretaria general de su partido en el exilio.
El gobierno soviético de le concedió la Orden de Lenin y el premio Internacional de la Paz (¡Ja!, ¡ja!, ¡Ja!)

En 1977 regresó a España, falleciendo en 1989.

Visto lo anterior vamos a adentrarnos un poco en su vida. Y comenzaremos por las opiniones que de ella emitió el sanguinario y cruel Santiago Carrillo.

Decía éste que era una mujer valiente, admirable, sacrificada, inteligente y varias cosas más. Nada dice que era una sumisa de Stalin, demagoga e instigadora y sembradora de odios. Tampoco dice nada de la entrevista que le hizo Pilar Urbano a Tarradellas en 1985, refiriéndose a las amenazas de La Pasionaria a Calvo Sotelo. Dice Tarradellas:

“Me acuerdo del día que Dolores Ibárruri le dijo a Calvo Sotelo aquello de has hablado por última vez, porque yo me sentaba en un escaño muy cercano al de Calvo Sotelo”. ( I )

Tampoco habla Carrillo de los jaleos, enfrentamientos, discrepancias y odios que se tenía los dirigentes del partido José Díaz, Antón y Pasionaria.

El comunista Jesús Hernández, que fue ministro de Sanidad y de Educación durante la Guerra Civil, que huyó también a la URSS, comprobó allí los citados jaleos y enfrentamientos de los jerarcas del PCE, siendo expulsado en 1944 del partido por “actividades antisoviéticas”.

En su obra “Yo, ministro de Stalin en España”, Editorial NOS, Madrid 1954, nos dice Hernández en las páginas 131 y 132:

“Pasionaria odiaba a Díaz.  No podía olvidar que él había hecho severos comentarios sobre sus clandestinas relaciones amorosas con Francisco Antón,  jovenzuelo de veinte años menos que ella y prototipo de los trepadores sin escrúpulos. Antón era entonces el Comisario del frente de Madrid, y entonces y siempre un auténtico señorito comunista. . . En el momento en el que Buró Político tomaba la decisión de sustituirle del puesto de Comisario, se le ocurrió a Prieto lanzar una andanada contra el predominio de los comisarios comunistas. El Partido tomó la defensa en bloque de sus posiciones, viéndose a incluir la de Antón, comprendido  en las reformas prietistas. Y con aquella pasmosa agilidad de nuestra propaganda convertimos a Antón en una figura señera, junto con Miaja, de la defensa de Madrid.

Comprendiendo Antón lo inestable de su situación, buscó la manera de afianzarse en un puesto de dirección del Partido. Y dio en la flor de enamorar a Pasionaria. Pasionaria le defendería. Pasionaria intrigaría cerca de la delegación soviética para sostenerle a él. Y no se equivocó. Pasionaria olvidó que era la mujer de un minero; se olvidó de que tenía dos hijos con tantos años como su amante; olvidó que su esposo, Julián Ruíz, se batía en los frentes del Norte; olvidó el decoro y el pudor; se olvidó de sus años y de sus canas y se amancebó con Antón, sin importarle la indignación de cuantos sabían y conocían sus ilícitas relaciones . . .Antón  dejó de ser Comisario político del frente de Madrid, pero pasó a dirigir la comisión político-militar del Partido. José Díaz había dicho a Pasionaria: 
‘Me tiene sin cuidado tus asuntos privados, pero ya que tengo que ser forzosamente alcahuete de tus amoríos (pues si el hecho trasciende se vendrá al suelo todo tu prestigio, y tu nombre lo hemos convertido en en bandera moral y ejemplo de mujeres revolucionarias), debes saber que todo el aprecio que tengo por Julián lo siento de desprecio por Antón'”.

Nota.- Lo destacado enrojo es nuestro

 ( I ).- “Dolores Ibárruri. Pasionaria”, Ediciones B, S.A., Barcelona 2004,  página 210. En este libro se pueden ver los comentarios que hace Carrillo sobre La Pasionaria, y los que hace el marxistólogo Ángel Maestro que, como supondrán, no coinciden en nada.

Continuará.




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