martes, 6 de agosto de 2019

Cierto olor a podrido



No nos estamos refiriendo a la novela de José Luis Martín Vigil, no. Nos estamos refiriendo a las prebendas, momios, bicocas y sinecuras de la casta política que, dada la situación límite en la que se encuentra España, son un auténtico insulto para los españoles.

Como ya sabrán, los recortes, subidas de impuestos, supresión de prestaciones y demás, ya están a la vuelta de la esquina. Pero a  ellos, a los de la casta política, no les va a afectar en nada tales medidas porque seguirán con los mismos salarios y demás.

Y en ese “demás”, cabe todo lo habido y por haber: desde iPhones, iPad, PC  fijos y portátiles, ADSL gratis en sus domicilios, suntuosos chalets, etc, etc. Según la “categoría” del “castoso” costoso, podrá tener hasta un despacho propio y coche oficial. Si usa el auto propio, le pagan kilometraje.  Y si no tiene coche oficial, el pobrecito tiene una asignación de varios miles de euros  anuales para taxis.

Y cuando por necesidades del “servicio” no puede viajar en automóvil, y tiene que hacerlo en barco, tren o avión, lo hará en primera categoría. Eso de mezclarse con la chusma y con el pueblo soberano, no se lleva, oiga.

¿Y el sueldo?  Aquí sí que huele a podrido: miles euros al mes, con sus correspondientes pagas extras. Si además el “castoso” es “portavoz”, secretario, o lo que sea correcto para el partido, tiene otro “pellizquín” de otros miles de euros al mes.

Y ahora viene lo “didimoso” del asunto: el tema fiscal y tributario. Aquí  ya el olor es nauseabundo. Veamos:
Las dietas que se cobren por transporte, alojamiento y manutención, no se declaran a Hacienda, lo mismo que por tener un “puesto” en el Congreso.
Si por cualquier circunstancia una persona deja de ser diputada, cobrará mensualmente miles de euros durante dos años, aunque tenga otros emolumentos de carácter privado.
¿Y de la jubilación? Pues ahí va:

Si una persona tiene 55 años y ha sido diputada durante once años, cobrará el 100 % de la pensión máxima. Si el período fue entre nueve y once años, la pensión  será del 90 %. Y si lo ha sido entre siete y nueve años, será del 80 %. ¡Casi “na”!.

En fin, como se puede ver, el asunto es poco menos que insultante para los millones de parados, para los de la pensión mínima y para los del subsidio.

Y lo más curiosos es que andan por ahí sacando pecho, dando conferencias y luciendo tronío como los toreros.



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