Antes de nada, comentar que la palabra “historietero”
no figura en el Diccionario de los “inmortales” de la RAE, figurando, sin
embargo, historieta. Gran incoherencia. También es incoherente que figure la
palabra sociata, y no admitan “comuniata”. A dichos “inmortales” les hemos dedicado varios
artículos en este blog intitulados “A los inmortales de la RAE”. Como hacen lo
que les da la gana, nosotros haremos lo propio, y usaremos dicha palabra
“historietero”.
Dicho lo anterior, y como ya saben, por mor de la
“recuperación de la memoria histórica”, promovida y auspiciada por el inepto
Rodríguez Zapatero, se están escribiendo una serie de falsedades sobre nuestra
historia reciente, propias de historieteros y no de historiadores.
El historiador
tiene que escribir la Historia sin ningún tipo de ideología y con total
objetividad. Tiene que basarse en documentos, fuentes y textos verdaderos Si no
lo hace así, será un historietero.
Por otra parte, el historietero usa la digresión, que
consiste, como ya sabrán, en hablar de cosas que, aunque tenga algo que ver con
lo que se está comentando, no aportan nada verdadero.
También usa la paráfrasis, que es una interpretación
del texto a base de repetir y repetir muchas cosas, sin aportar nada verdadero
y positivo.
Asimismo, usa el estilismo, que en el fondo es fijarse
solamente en los aspectos formales, haciendo una especie de redacción literaria
sobre el documento histórico.
Emplean también los historieteros el énfasis, que
consiste en sacar del texto apreciaciones personales, ya sean afirmativas o
negativas, con lo que se evita la objetividad.
Otra cosa que usan es lo que podíamos llamar el
personalismo: yo, me, mi conmigo, pienso, opino, me parece, creo, conozco, para
mí, etc. Del plural de cortesía, nada de nada. (Sobre este tema había un
pedante marxista infumable que decía de sí mismo “tengo mucho de científico”; “es
el mejor homenaje que se me puede hacer”; “lo más granado de la intelectualidad ha venido a verme”, y un
largo etc.)
Los historieteros, interpretan el texto histórico a su
manera, evitando criticarlo honestamente, evitando también dar una adecuada y
verdadera explicación. Muchos de ellos escriben la Historia bajo presupuestos
del materialismo histórico.
En fin, así se llega a contar la Historia con errores,
mentiras, embelecos, lagunas, deficiencias, etc, llegando a decir, por ejemplo,
y como ya saben, que los asesinatos, crímenes, robos y actos vandálicos durante
la segunda República, eran obra de “incontrolados”. O también, como comentaba
en su día el pedante infumable marxista que mentábamos antes, decir que ETA era
fascista.
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