Y terminamos con La Pasionaria.
Desde las elecciones de 1936, hasta el 18 de julio de
ese mismo año, La Pasionaria y el PCE desencadenaron una ofensiva, no a favor
de la democracia y de la libertad, sino a favor de la revolución comunista.
Tanto el Parlamento como la calle, se convirtieron en una auténtica estrella
roja.
Desde su escaño parlamentario, La Pasionaria insulta y
acosa a los líderes que no están de acuerdo con la revolución que ella y sus
secuaces planeaban. Gil Robles y Calvo Sotelo eran sus dianas, a los que amenazó
de muerte. Fue la gran pregonera de la Guerra Civil, incitando a la lucha a
muerte a las dos Españas, aunque sus panegiristas pasaron, y pasan, por alto
todos estos hechos.
En 1963 publicó “El
único camino”, que fue una parte de sus memorias. Nada dice la pacto
nazi-soviético, lo mismo que en “Tres
años de lucha”, de José Díaz, “Mañana
España. Conversaciones con Régis Debray y Max Gallo”, del cínico y criminal
Santiago Carrillo, así como sus “Memorias”.
Estos libros, comentados en este blog, son un cúmulo
de vaguedades, mentiras y olvidos, además de inventar muchas cosas, todo ello
mezclado con el consiguiente enredo marxista.
Su trayectoria política, a pesar de la propaganda
comunista, que la elevó al mito (“una
flor del siglo XX”), fue mediocre. Sólo se limitó a seguir las consignas
del criminal Stalin.
Participó en la “huelgona” de 1917 no como pancartera,
sino fabricando explosivos, como ella misma reconoció.
Como ya saben, una vez terminada la Guerra Civil, se
refugió en la URSS, mostrando una gran incoherencia: “Vale más morir de pie, que vivir de rodillas”. No murió de pie, aunque
sí vivió de rodillas ante Saltin y el sistema comunista.
La propaganda comunista le atribuyó esta frase, lo
mismo que en su día el comunismo cubano se la atribuyó al criminal Che Gevara. La
verdas es que ya Juárez ya la pronunció en el siglo XIX en Méjico. También se
le atribuye esta frase a Zapata y a José Martí.
Ora frase que pronunció fue la de “Más vale matar a inocentes que liberar a un culpable”. Como en el
caso anterior, esta frase tampoco es suya, sino de Máximo Gorki.
En la Revolución de Octubre de
1.934, es cuando verdaderamente se la eleva a la categoría de mito por los
“historiadores” de ahora, que han fabricado leyendas de todo tipo como
activista no sólo en este año, sino durante los primeros años de la República.
Todo mentira. Como es sobradamente conocido, la citada Revolución fue preparada
y realizada por los socialistas, de los que La Pasionaria llevaba separada más
de diez años. Los comunistas de aquel año no hicieron prácticamente nada en
aquel Octubre de 1.934. En este año, ella ya estaba en Madrid, y había hecho un
viaje al paraíso comunista de su amo José Stalin y, como casi siempre, no se
enteró de nada: ni de las purgas, ni de los gulags, ni de las deportaciones en
masa, ni de cómo vivía realmente el pueblo soviético. Pero eso sí, vino
“convencida” del sistema.
Su sumisión al cruel y criminal
Stalin fue tal, que aplaudió y alabó del pacto contra natura nazy-soviético, en
el que Stalin brindaría por Hitler, al mismo tiempo que alababa y aplaudía
también el reparto e invasión de Polonia. La firma de dicho pacto, tuvo muchas
consecuencias, como por ejemplo en España con la retirada de las Brigadas
Internacionales. A tal efecto, cuando éstas se marcharon, tuvo la desfachatez y
el cinismo de decir que tal retirada era por “razones poderosas y por razones de
Estado”.
Otro asunto del que prácticamente
no habla nadie es de la pulmonía que cogió en la URSS y que estuvo a punto de
costarle la vida. Cómodamente instalada en una clínica de élite, como
corresponde a una “nomenklaturista” del partido, fue tratada con medicamentos
traídos del odioso mundo capitalista, es decir, de EE.UU. Dice en sus “Memorias” que durante este tiempo que duró la enfermedad (finales de la
década de 1.940), aprovechó para leer, entre otros, a Marx ¿Pero cómo? ¿Era
comunista y no había leído a Marx?
Pero donde se pone de manifiesto
su alto grado de hipocresía y cinismo, fue a partir de la muerte de su gran
admirado Stalin, ocurrida el 5 de marzo de 1.953. Como se recordará, tres años
más tarde, en 1.956 su sucesor, Kruschev, convocó el XX Congreso del PCUS, en
el que denunció de forma tímida los crímenes cometidos por Stalin. La
Pasionaria alegó “desconocimiento” de tales crímenes.
Y terminamos con un asunto que
los de la internacional de la mentira, del odio y del terror niegan, callan y
omiten: La Pasionaria murió confesándose y comulgando. Como supondrán, este
dato resultó muy fuerte para una persona que había sido un “símbolo” del
comunismo durante aquellos años republicanos.
Otros que también murieron en las
mismas circunstancias fueron, como ya hemos escrito varias veces, Manuel Azaña
y Luis Companys, por poner un par de ejemplos.
Otro que murió en las mismas
circunstancias, aunque nada tenga que ver con la Segunda República, fue el ex
marxista André Frossard, como lo demuestra en su libro “Dios existe. Yo me lo encontré”. Este libro lo comentaremos próximamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario