Todos los días estamos viendo protestas,
comunicados, manifestaciones, etec, por el maltrato que sufren las mujeres a
manos de los hombres. Pero lo que nunca vimos es que se protestase por el
maltrato que sufre la mujer en el Islam, asunto este que nos huele a cobardía.
A lo mejor también es por aquello de “la alianza de civilizaciones”, oiga.
¿Se acuerdan de aquella mujer musulmana
que, allá por marzo del año 2012, se suicidó porque el violador, con el que la
obligaron a casarse, la maltrataba? Pues no pasó nada: el violador siguió
campando por sus respetos y asunto concluido demostrando, una vez más, que el
Islam es una religión machista, o si lo prefieren, es una religión de hombres
para hombres en la que la mujer pinta menos que la blanca doble.
Y prueba de esto que decimos es que una
de las promesas del Paraíso Islámico con las “hermosas huríes”. De “hermosos
huríos” para ellas no se dice nada. La igualdad de sexos no existe. Además,
dicho Paraíso son para los que matan y mueren por Alá.
En su día el ayatolá Jomeini decía y
recomendaba aquello de que casarse con una niña, antes de que tenga su primer
período, era una bendición divina.
Si se echa un vistazo a lo que sucede en
países con Afganistán, Bandladesh, Egipto o Jordania, por ejemplo, se ve que las
adolescentes casadas son brutalmente golpeadas por sus maridos, y muchas de
ellas estando embarazadas.
Claro que todo esto viene de Mahoma, que
tuvo nueve esposas y varias concubinas, casándose con Aisha cuando esta pobre
niña tenía seis años, a la que maltrataba.
Visto todo lo anterior, ¿dónde están
esos “artiscejos”, esas hembristas y demás paniaguados que se ponen catatónicos
cuando un hombre maltrata a una mujer aquí en España?
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