viernes, 23 de agosto de 2019

Personajes de la Segunda República. Rafael Alberti



Este es otro personaje nefasto de aquellos tiempos republicanos, a pesar de la propaganda de los de la internacional de la mentira, del odio y del terror. Fue un vate admirador del del criminal y asesino Stalin.

Hizo tres viajes a la URSS. El primero fue en 1932, estando allí nada más y nada menos que tres meses. Quedó admirado de la revolución del proletariado y del gran ambiente que se veía en las calles de Moscú.

Volvió a la URSS en 1934 y 1937, entrevistándose este año con el cruel Stalin, hombre que "habla para los que necesitamos fe, esperanza y paz", diciendo también que era "hombre extraordinario que sonreía y era la historia viva de cómo se forja un nuevo mundo".

Vean la poesía que este sujeto compuso a Stalin, al poco de morir en marzo de 1.953:

“Redoble lento por la muerte de Stalin
 
Por encima del mar, sobre las cordilleras,
a través de los valles, los bosques y los ríos,
por sobre los oasis y arenales desérticos,
por sobre los callados horizontes sin límites
y las deshabitadas regiones de las nieves
va pasando la voz, nos va llegando
tristemente la voz que nos lo anuncia.
José Stalin ha muerto.
Padre y maestro y camarada:
quiero llorar, quiero cantar.
Que el agua clara me ilumine,
que tu alma clara me ilumine”

También escribió algunos poemas que incitaban al asesinato político. He aquí un ejemplo:

“Siega, segador, seguido,
con esa guadaña,
las cabezas que en España,
hoja a hoja han impedido,
que el sol llegue a la bodega.
Siégalas de un solo tajo.
Respondan al cascabel
de José Antonio, Miguel,
Queipo, Gil, o el gran carajo”

Los nombres que cita se refieren a José Antonio Primo de Rivera,  Miguel Maura,  Queipo de Llano y Gil Robles. Por desgracia, con José Antonio se cumplió lo que quería este tipo.

Recordemos unas palabras pronunciadas ante los micrófonos de RNE por este sujeto al regresar a España, de la que había huido cobardemente: “Marché de España con el puño cerrado y hoy regreso con la mano abierta y tendida a todos los españoles”. Sin comentarios.

Y otras palabras, esta vez escritas por D. Juan Ignacio Luca de Tena en su obra “Mis amigos muertos”, Editorial Planeta, Barcelona 1972, 339 páginas. En la 283 se puede leer:

“Aunque parezca extraño, la verdad es que yo no conocía a Alejandro Casona con anterioridad a la guerra civil. Durante la Monarquía, cuando todavía era posible la convivencia en España, yo había sido amigo de muchos escritores e intelectuales de extrema izquierda, entre otros, para citar a muy conocidos, de Julio Alvarez del Vayo, de Cipriano Rivas Cherif, de Jacinto Grau y del gran poeta siempre y, en la revolución , intransigente y cruel ciudadano Rafael Alberti, presidente de una organización llamada de intelectuales antifascistas, que tenía una checa en la calle Serrano”.  (Lo destacado en rojo es nuestro).

Como y sabrán, este sujeto también huyó cobardemente de España, haciéndolo en marzo de 1939 desde el aeropuerto de Monóvar (Alicante), en compañía de Juan Negrín, Enrique Lister, y un largo etc.

Una vez huido, dejó tras de sí un camino de terror que se impuso desde su puesto en la Secretaría de la Alianza de Intelectuales Antifascistas, que publicaban “El Mono Azul” en donde había una sección intitulada “A paseo”, en la que se relacionaban los nombres de intelectuales que tenían que ser depurados, es decir, asesinados, figurando, entre otros Miguel de Unamuno, Fernando Vela, Pedro Muños Seca, Sánchez Mazas y un largo etc.



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