República e ignorancia

Como estamos en el mes “republicano”, vamos a contarles una conversación que hemos tenido con unos jóvenes veinteañeros que conocemos, todos ellos “ni-ni-ni” (ni trabajan, ni estudian, ni lo intentan), que venían de una manifestación el pasado 14 de abril, portando una bandera republicana.

Les preguntamos que qué bandera era la que llevaban. Se miraron unos a otros riéndose de nuestra ignorancia. Nos contestaron que era la de la República. Les preguntamos que de cuál República. Las risas socarronas continuaban.

Entonces les enseñamos un llavero con los colores rojo y gualda, diciéndoles que estos colores eran también de la República, pero de la primera. Continuaron las risas. No sabían que había habido otra.

Uno, el más ignorante y osado, nos dijo que esos colores eran de la bandera franquista, a lo que les contestamos que dichos colores se habían establecido en España 180 años antes de nacer Franco. No se lo creyeron. Su ignorancia era supina.

Por otra parte, les preguntamos si sabían quién había sido Ortega y Gasset. Quedaron mudos, a no ser una chica que nos dijo que Ortega era el dueño de unos establecimientos de ropa, perfumes, etc, pero que Gasset no sabían quién era. Sin comentarios.

Entonces les dijimos que Ortega y Gasset había sido un filósofo y un verdadero republicano que tuvo que huir a Francia, junto con otros, perseguido por los comunistas.

Les dijimos también que este filósofo, entre otras cosas, había dicho que “La República ha dejado a los campesinos sin campo y a los jornaleros sin jornal”.

¡Ah!, entre dichos jóvenes iba una veinteañera, vecina de nuestro barrio, votante de “Podemos” porque quiere comprarse un “Mercedes”.

¡Qué bien manejan los de la internacional de la mentira, del odio y del terror a los “idiotas útiles”, presentando a la República como modelo de democracia!

Dichos “idiotas útiles” nada saben de la legitimidad dudosa con la que estableció, ignorando también que aquella nefasta República estuvo muchas veces en manos de políticos inexpertos que tenían escasos o nulos convencimientos democráticos.

Lo peor del asunto es que estos ignorantes voten. Así se explica lo que hay en ciertos Ayuntamientos.

En fin, así está el patio.