Así se intitula el libro de
Enrique Castro Delgado, componente del PCE, Ediciones Luis de Caralt, agosto
1964, 390 páginas incluido Índice.
Como decíamos en la anterior entrega, en
ésta veremos los “esfuerzos del partido” para eliminar a los “enemigos de nuestro Partido, de nuestro
pueblo y de la Unión Soviética”.
En la página 297, dentro del capítulo
intitulado “1944 – SEXTO AÑO: El cerco
del hambre”, nos narra Castro Delgado una reunión que tuvo lugar en Moscú,
presidida por la Pasionaria, de todos los jerarcas del PCE. Dice así:
“Hernández,
desde su llegada a Méjico y aprovechándose de las relaciones personales de
Antón y mías, pensó ganarse a los camaradas Uribe y Mije para luchar contra mí
y contra Francisco Antón. Tomando como base las dificultades por que ha
atravesado y atraviesa nuestra emigración en la U.R.S.S., ha pretendido también
convencer a los camaradas Uribe y Mije de la necesidad de sacar de la Unión
Soviética a la emigración española, lo que hubiera significado un gran
escándalo y un no menos desprestigio para el primer país socialista.
Afortunadamente
nuestros camaradas de América comprendieron los propósitos criminales de
Hernández; reacciónaron rápida y
enérgicamente. El Partido de América, en bloque, ha secundado la actitud de los
camaradas Uribe y Mije, que una vez más han probado su inquebrantable fidelidad
al Partido. Y Hernández se ha quedado solo. La primera batalla contra esta
nueva ofensiva de los enemigos de nuestro partido, de nuestro pueblo y de la
Unión Soviética, ha sido ganada.
Pero
sería un error, camaradas, dejarse adormecer por los éxitos. La lucha por la
unidad de nuestro glorioso Partido y en defensa de la Unión Soviética está muy
lejos de haberse terminado con lo hecho por los camaradas Uribe y Mije . .
.¡Hernández no está solo! . . . Hernández tenía y tiene aquí, en la Unión
Soviética, su corifeo: Enrique Castro.
Yo
os propongo, camaradas, que Enrique Castro sea separado del Comité Central del
Partido y del trabajo que en la actualidad realiza en el Instituto, hasta tanto
nos demuestre con hechos y de una manera categórica que se ha vuelto a hacer
merecedor de la confianza del Partido”.
A continuación nos narra Castro como “El Ángel exterminador”, refiriéndose a
la Pasionaria excitaba a “sus fieras”
contra él, contándonos que “tengo la
impresión de que estoy delante de una jauría de perros salvajes, que sólo
esperan la señal del amo para lanzarse sobre su presa”.
En la próxima entrega veremos lo que nos
dice Enrique Castro Delgado sobre la “maduración
política e ideológica” de los principales partidos comunistas,
principalmente europeos.
Continuará.
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