sábado, 28 de abril de 2018

Enseñanza, educación, e ideología



Una de las muchas cosas falsas de las que presume el comunismo, y sus seguidores “internacionalistas”, es la de que la educación, como ya saben,  es “gratuita”.

Otra cosa de la que hablan, cuando sólo les interesa, es sobre la Constitución. Vamos a dedicar unas líneas a estos dos asuntos.

Sobre la enseñanza “gratuita” diremos que, como es de suponer, los enseñantes cobran del Estado, que a su vez obtiene el dinero del pueblo. Si un trabajador en una sociedad libre y democrática, por poner un ejemplo, gana 10 €/hora, tendrá que pagar los correspondientes impuestos directos e indirectos, con lo que tal cantidad quedaría, por ejemplo, en 8 €, yendo  esa diferencia al Estado para pagar al enseñante y para otras cosas.

Pero si el trabajador está en un estado totalitario carente de todo tipo de libertades, como en un régimen comunista, el Estado pagará al trabajador los 8 €, con lo que ya de antemano se queda con la diferencia de 2 €. Con lo cual, estamos en las mismas, pero sólo ante el tema económico, ya que en los asuntos de libertades y demás, la mentada educación en realidad es una auténtica ideologización llevada a cabo por el Estado, el cual se inmiscuye en todos los terrenos.

Después, sobre la Constitución, y siguiendo en el terreno de la enseñanza, lo que vamos a ver a continuación, los mentados “internacionalistas” lo omiten, lo silencian o lo ignoran a sabiendas. 
Así, en el “Título I. De los derechos y deberes fundamentales. Capítulo segundo. Derechos y libertades. Artículo 27:

1.- Todos tienen de derecho a la educación. Se reconoce la libertad de enseñanza.

3.- Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones”.

Bien es verdad que estos “internacionalistas”, aunque no reconozcan todo esto, se aprovechan de la libertad para contar en periódicos, revistas, libros de texto, principalmente de historia, todo un cúmulo de mentiras y falsedades, basado en sofismas y falacias al más puro estilo gramsciano.

Por otra parte, el Artículo 149 de nuestra Carta Magna habla de las competencias exclusivas del Estado en varios asuntos, entre ellos la educación que, como ya se sabe, está transferida a las despilfarradoras Autonomías, acabándose aquí la competencia del Estado.

Como ejemplo de esto ahí tenemos a Cataluña y Asturias. En la primera, las presiones y marginaciones a que son sometidos los alumnos que quieren hablar el español, no tienen nombre.

Aquí en Asturias, el asunto es de risa. Lo peor es que nos quieren imponer una “lengua” que no tiene bases ni principios sintácticos, ni ortográficos, ni etimológicos, etc. Bien es verdad que algunas pocas palabras, como por ejemplo “facer” (hacer), tienen su etimología latina: facio, facis facere, feci, factum, que significa “hacer”. Muchos “bablistas” se apoyan en esto para justificar determinadas palabras. Pero en el fondo son unos ignorantes ya que, por ejemplo, al conjugar dicho dicen “yo fago”, tu faes”, “el fae”, cuando tenía que ser “yo facio” (ego facio), “tu facis” (tu facis), y “el facit” (ille facit).

En otros casos, ni se hace caso de la etimología latina. Así, por ejemplo, el verbo “ir” (en latín “ire”), se dice “dir”. La razón es bien sencilla: a base de repetir “has de ir”, “has de ir”, ese “de ir” quedó en “dir”. Lo mismo pasa con “alcuentro”: “has de ir al encuentro”, quedó en “alcuentro”, “alcontrar”, etc.

No digamos ya nada de las palabras terminadas en “jo”. Por ejemplo, la palabra trabajo, los “bablistas” dicen “trabayu”. Es decir, que la “jo” se transforma en “yu”. Sin embargo, la palabra debajo dicen “debaxo” ¿Por qué no dicen “debayu”? Podríamos poner ejemplos hasta mañana, pero no merece la pena perder el tiempo.

Y por último decirles a estos “internacionalistas” que la enseñanza, la educación y la ideología nada tienen que entre sí, a no ser en el sistema que ellos defienden, que es el campeón del odio, entre otras cosas desagradables, contra España.

Como muestra de esto que decimos, pinchen en el siguiente enlace y verán a un tal Rubianes insultar como una bestia a España. Como ya sabrán, la alcaldesa de Barcelona, la comunista Ada Colau, puso a una calle el citado nombre de Rubianes.




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