Así se intitula el libro de
Enrique Castro Delgado, Ediciones Luis de Caralt, agosto 1964, 390 páginas
incluido Índice.
Someramente diremos que el autor fue un
componente muy activo del PCE, siendo el primer comandante del V Regimiento.
También fue director general de la Reforma Agraria. Cuando terminó la Guerra
Civil española, se marchó a la URSS, regresando a España, permaneciendo aquí
hasta su muerte en 1964. Su regreso estuvo motivado por el desencanto de lo que
vio en la Unión Soviética, al igual que otros muchos que tuvieron los dídimos
suficientes de decirlo.
Como decíamos en la anterior entrega, en
ésta última veremos la
descripción que nos hace Castro Delgado del desastroso mundo del obrero
soviético. En la página 331 se lee:
“¿Que la U.R.S.S.es un país en pleno desarrollo
industrial? ¿Y qué? La importancia de todo esto reside, para mí, en la medida
en que ese desarrollo industrial labra la felicidad o la desgracia del hombre;
libera o esclaviza al hombre; ensalza o hunde al hombre en la categoría de las
bestias.
No. No quiero ser obrero en la Unión Soviética.
He visto muchos. Y el noventa por ciento de ellos representan quince años más
de los que tenían.. Los he visto trabajar, vivir y caminar en silencio, con una
tristeza en el semblante como no la había visto nunca y con tal miseria sobre
ellos que en cualquier país los hubieran tomado por mendigos . . .No, no
decirme que soy un hombre de origen burgués o pequeño-burgués que desconoce el
medio; he sido obrero; desciendo de una familia de obreros y en vivido entre la
clase de mi país desde nací hasta que salí de España en 1939 . . . Pedirme otra
cosa. Pero no que acepte la esclavitud con una sonrisa en los labios y gritando
a los cuatro vientos: Esto que aquí veis es el país
de la felicidad . . .Decirlo vosotros si queréis, que yo lo
vendo diciendo desde hace tantos años, engañándome a mí mismo y conmigo a
tantos, que ya me he cansado”.
Castro Delgado
fue una de las muchas personas que se atrevieron a desenmascarar el comunismo
después de haberlo vivido “in situ”, aunque hay otros que aún lo siguen
defendiendo desde sus poltronas occidentales y viviendo con auténtico lujo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario