Como recordarán, Serguei M. Eisenstein y Leni Rieffenstal, fueron dos directores propagandísticos de los regímenes totalitarios comunista y nazi. Quizá sus películas más representativas hayan sido “El acorazado Potemkin” y “El triunfo de la voluntad”, respectivamente. Lo que hay que reconocer es que eran dos grandes directores de cine y eran consecuentes con lo que pensaban, pues se identificaban con sus correspondientes ideologías sin parapetarse en escudos culturales, o “miagando” constantemente por la libertad de expresión, asunto este en el que no creían.
Dicho esto, y transportándonos al actual cine español, da la impresión de que hay unos directorcillos que tal parece que quieren emular a los directores mentados. Pero se ve a leguas que no les llegan ni a los talones, tanto a Serguei como a Leni, no sólo para lo que es el séptimo arte, sino para el mismísimo asunto de la propaganda, ya que aquellos la transmitían de forma más o menos subliminal, mientras que estos directorcillos españoles se les nota también a leguas su intencionalidad política, que es servilismo puro y duro, nada más que por un puñado de euros, o de dólares, según dónde se tenga fijada la residencia.
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