Vamos a recordarles a “Su Sanchidad” y a Sor Yolanda, los hechos que relatamos a continuación por si no los tienen en su “memoria democráticatica”. Seguro que no.
Tal día como hoy, 22 de junio, pero del año 1937, era vilmente asesinado Andrés Nin. Recuperemos un poco la “memoria democrática”, señores socialistas y comunistas.
Andrés Nin y el POUM (Partido Obrero de
Unificación Marxista), resultaban incómodos para Stalin y para todos aquellos
que obedecían ciegamente al comunismo internacional. Las dos principales
razones de tal incomodidad eran: las declaraciones de
La aniquilación, eliminación y persecución
tanto del POUM como de sus líderes, fue obra de una maquinación soviética
dirigida por Stalin. El pretexto era que tanto la organización como sus
dirigentes (Andrés Nin, Julián Gorkin, etc.) o sus simpatizantes y activistas
como Kurt Landau y su mujer Julia, eran supuestamente
hitlero-trotskistas-fascistas que estaban en connivencia con Franco para
entregarle
El día 16 de Junio de 1937, el líder del POUM
Andrés Nin, fue arrestado en su despacho y por la noche fueron detenidos varios
milicianos de la organización que se encontraban en el hotel Falcon. Al día
siguiente, el POUM fue declarado ilegal y cerrados y clausurados todos sus centros
y organizaciones, incluido el Socorro Rojo del POUM. Nin fue llevado a Valencia
y posteriormente a Madrid acusado de dar información militar al enemigo, es
decir, a Franco. Federica Montseny preguntó al gobierno Negrín: «–¿Qué habéis hecho de Nin? –Nin fue
arrestado, está detenido», respondieron.
El gobierno Negrín, constituido en mayo de
1937, ocultó a los “poumistas” que luchaban en el frente de Aragón, que su
organización había sido suprimida. La razón de tal ocultamiento era obvia: el
gobierno temía que si los milicianos del POUM se enteraban de lo sucedido, con
toda seguridad abandonarían el frente. La perfidia del gobierno de la
victoria no podía más odiosa: mientras se enviaban hombres a combatir, a
sus espaldas se estaban encarcelando a sus jefes, parientes, etc, acusados de
«traidores».
Después de los sucesos de mayo citados, los
comunistas reclamaron que fuese un miembro del partido el que ocupase la
jefatura de policía de Barcelona. Lo consiguieron en la persona de Burillo.
Éste, una vez en el puesto, instaló
Cualquier persona que criticase la política
de Moscú, o que defendiese al POUM de las calumnias comunistas, ponía en peligro
su vida, estuviese donde estuviese. Los tentáculos de
El Buró Internacional de Partidos Socialistas
Revolucionarios, envió delegaciones a España para reclamar la liberación de los
encarcelados y comprobar si las ferocidades y asesinatos de
Brockway y Maxton se entrevistaron con el
Ministro de Justicia Irujo, pidiéndole la amnistía para los “poumistas” y demás
revolucionarios encarcelados. Irujo les comunicó que todos los ministros,
excepto los dos comunistas, estaban de acuerdo en liberar a todos los presos.
Durante esta entrevista, el ministro se mostró indignado ante la mentira
comunista de que Nin y los líderes del POUM hubiesen tenido relación alguna con
Franco.
El comunista Jesús Hernández cuenta cómo fue
el drama de Nin:
«Entregado
Nin a Orlov, jefe de
Evidentemente, Nin no podía salir vivo de
allí porque se transformaría en un implacable delator. Pero tampoco podían
decir que había muerto en el preventorio. Según Hernández, el italiano Vittorio
Vidali propuso el siguiente plan: «simular
el rapto de Nin por pretendidos agentes de
Esa era la explicación que había que dar a
los investigadores oficiales. Nin fue asesinado, siendo enviado a Moscú un
mensaje en el que se decía que «el asunto
N había sido resuelto definitivamente». El exdirigente comunista Fernando Claudín
llegó a confesar:
«Agregamos,
por nuestra parte, que la represión contra el POUM y en particular el odioso
asesinato de Andreu Nin, es la página más negra en la historia del Partido
Comunista de España, que se hizo cómplice del crimen cometido por los servicios
secretos de Stalin. Los comunistas españoles estábamos, sin duda, alienados
–como todos los comunistas del mundo en esa época y durante muchos años
después– por las mentiras monstruosas fabricadas en Moscú. Pero eso no salva
nuestra responsabilidad histórica.»
Además de Andrés Nin, otros miembros y
personas solidarias con el POUM, habían sido asesinadas o desaparecidas sin
dejar huella. Tales fueron los casos de Bob Smilie, Kurt Landau, Marc Rhein,
Moulin, E. Wolf, etc.
Prestigiosos historiadores como Stanley G.
Payne, Pierre Broué, Salvador de Madariaga, Gabriel Jackson, etc, comentaron la participación de los soviéticos
a las órdenes de Orlov, jefe en España de
Hay quien implica al comunista asturiano
Wenceslao Roces en el montaje de la campaña contra el POUM. Parece que tal cosa
no está muy probada, ya que tal conclusión se saca de que Max Rieger, autor de
la obra Espionaje en España (prologada por José Bergamín), es
supuestamente W. Roces. A tal afecto el historiador B. Bolloten en su obra “La
guerra civil española”, dice:
«El
contenido del libro no deja lugar a dudas de que era obra de
El informe de Stepanov sobre el proceso
contra el POUM revela que «Max Rieger no
era una persona física concreta, sino un seudónimo colectivo de los agentes
soviéticos en España.» Stepanov (Moreno en España) no fue el
redactor directo de Espionaje en España, pero fue el que lo concibió
como pieza clave de la campaña contra el POUM.
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