Su
verdadero nombre, era Alonso Pérez de Guzmán, siendo hijo del Adelantado Mayor
de Andalucía, duque de Medina Sidonia.
Sancho
el Bravo lo tenía en alta estima, lo que hizo que una vez que Tarifa fue
conquistada a los benimerines, le encargó la conquista de la Alcaldía, dándole
la orden de defender a la población. Se trasladó rápidamente a esta localidad
Guzmán el Bueno, llevándose a su esposa y al resto de su familia, excepto su
hijo primogénito don Alfonso, que se había trasladado a Portugal acompañando al
infante Don Juan.
Este
personaje, celoso y envidioso, decía que tenía que vengarse de los ultrajes,
ofensas y agravios provenientes del rey de Castilla. El asunto fue que tomó un
barco en Lisboa, trasladándose a Tánger, poniéndose aquí de acuerdo con el jefe
de los moros benimerines, Aben Yacub, prometiéndole su ayuda en el cerco que había
puesto Tarifa. Dicho cerco se estaba prolongando bastante, y ni Guzmán el Bueno
ni su ejército daban muestras de rendición, respondiendo con valor y arrojo a
los ataques de los sitiadores.
Ante
esta situación, el infante Don Juan le envió una misiva al valiente leonés,
contestándole éste que no se rendiría nunca, y menos a un traidor a su rey ¿Qué
fue lo que hizo el envidioso don Juan? Pues coger al primogénito de Guzmán el
Bueno y llevarlo al pie de la muralla para que lo viera su padre, diciéndole lo
siguiente: “Si no nos
entregas la plaza, lo degollaré aquí mismo”, a lo que Guzmán contestó:
“Si no tenéis arma con
qué hacerlo, ahí os arrojo la mía”, arrojándole su puñal. El traidor don Juan lo asesinó, lo
que hizo que los moros, horrorizados ante este hecho, dejasen el sitio y
regresaron a África.
Guzmán
el Bueno fue recibido con gran alegría y demás en Alcalá, en donde le esperaba
el rey, que le dijo:
“Merecéis ser llamado
Bueno, y así os lo llamo, y vos así os llamaréis de aquí en adelante”.
Al poco
tiempo se fue a la Sierra de Gaucín (Serranía de Ronda, Málaga) con el objeto
de castigar a moros rebeldes. El caso es que cayó en una emboscada, muriendo
valientemente.
Fuente: páginas 40 y 41 del libro “Cien figuras españolas.
Biografías de españoles célebres”, autor Antonio J. Onieva, Imprenta Casa
Editorial “Hijos de Santiago Rodríguez”, Burgos 1951, 212 páginas.
Continuará.
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