miércoles, 26 de octubre de 2022

Poesía del Siglo de Oro, Los mejores romances de la lengua castellana y Rimas y Leyendas de Bécquer ( X I I I )


 


Continuamos con los libros “Poesía española del Siglo de Oro”, Ediciones 29, Madrid 1990, 113 páginas; "Los mejores romances de la lengua castellana", Edicomunicación, S.A., 1999, 256 páginas, y “Gustavo Adolfo Bécquer. Rimas y Leyendas”, Editorial EDIMAT LIBROS (Ediciones y Distribuciones Mateos), Madrid 1999, 317 páginas incluido “Índice”.

En la página 30 del primer libro se lee una poesía de Santa Teresa de Jesús intitulada “Mi amado para mí”. Dice así:

“Ya toda me entregué y di
Y de tal suerte he trocado
Que mi Amado es para mí
Y yo soy para mi Amado.

Cuando el dulce Cazador
Me tiró y dejó herida,
En los brazos del amor
Mi alma quedó rendida,
Y cobrando nueva vida
De tal manera he trocado,
Que mi Amado es para mí
Y yo soy para mi Amado
.


Hirióme con una flecha
Enherbolada de amor
Y mi alma quedó hecha
Una con su Criador;
Ya yo no quiero otro amor,
Pues a mi Dios me he entregado.
Y mi Amado es para mí
Y yo soy para mi Amado”.

En las páginas 127 y 128 del segundo libro aparece el romance intitulado “El romance de Catalina”. Dice así:

“Yo me adamé una amiga

dentro de mi corazón;

Catalina había por nombre,

no la puedo olvidar, no.

Rogóme que la llevase

a las tierras de Aragón.

.- Catalina, sois mochacha, ( I )

no podéis caminar, no.

.- Tanto andaré, el caballero,

tanto andaré como vos;

si lo dejáis por dineros,

llevaré para los dos,

ducados para Castilla,

florines para Aragón.-

Ellos en aquesto estando,

la justicia que llegó”.

( I ).- Así figura en el libro.

En las páginas 40 y 41 del tercer libro aparece esta rima de Bécquer:

“Te vi un punto, y, flotando ante mis ojos,

La imagen de tus ojos se quedó,

Como la mancha oscura, orlada de fuego,

Que flota y ciega, si se mira al sol.

Adondequiera que la vista fijo,

Torno a ver sus pupilas llamear;

Mas no te encuentro a ti; que es tu mirada:

Unos ojos, los tuyos, nada más.

De mi alcoba en el ángulo los miro

Desasidos fantásticos lucir:

Cuando duermo lo siento que se iernen,

De par en par abiertos sobre mí.

Yo sé que hay fuegos fatuos en la noche,

Llevan al camínate a perecer:

Yo me siento arrastrado por tus ojos,

Pero a donde me arrastran, no lo sé”.

Continuará.




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