Como decíamos en la anterior entrega, seguiremos
viendo personajes indignos, indignas e “indignes”, con sus nombres puestos en
calles, plazas, monumentos, estatuas, etc, personajes tales como Santiago
Carrillo, La Pasionaria, Indalecio Prieto, Largo Caballero, Juan Negrín, Rafael
Alberti, Luis Companys, Margarita Nelken, o grupos de personas como Las Trece Rosas, o
las Brigadas Internacionales. Recomendamos leer los comentarios insertados en
este blog sobre los libros reseñados en el primer artículo.
Hoy veremos algo sobre Francisco Largo Caballero,
apodado “El Lenin español” que, como ya saben, fue un político marxista dirigente
del PSOE que fue, entre otras cosas, líder de la revolución de 1.934, y
presidente del Consejo de Ministros de la I I República desde setiembre de 1936
a mayo de 1937.
Fue ante todo un revolucionario, como lo demuestran
sus mítines, charlas y conferencias. Ahí va un ejemplo, que seguro conocerán:
“Quiero
decirles a las derechas que si triunfamos colaboraremos con nuestros aliados; pero
si triunfan las derechas nuestra labor habrá de ser doble, colaborar con
nuestros aliados dentro de la legalidad, pero tendremos que ir a la Guerra
Civil declarada. Que no digan que nosotros decimos las cosas por decirlas, que
nosotros lo realizamos”.
En el periódico “El Socialista” de fecha de noviembre
de 1933, dice:
«Se dirá:
¡Ah esa es la dictadura del proletariado! Pero ¿es que vivimos en una
democracia? Pues ¿qué hay hoy, más que una dictadura de burgueses? Se nos ataca
porque vamos contra la propiedad. Efectivamente. Vamos a echar abajo el régimen
de propiedad privada. No ocultamos que vamos a la revolución social. ¿Cómo?
(Una voz en el público: ‘Como en Rusia´). No nos asusta eso. Vamos, repito,
hacía la revolución social… mucho dudo que se pueda conseguir el triunfo dentro
de la legalidad. Y en tal caso, camaradas habrá que obtenerlo por la violencia…
nosotros respondemos: vamos legalmente hacia la revolución de la sociedad. Pero
si no queréis, haremos la revolución violentamente (Gran ovación)”
Unos días antes de la
entrada de las tropas nacionales en Barcelona, huyó con su familia y con su amigo
Luis Araquistain hacia la frontera de Francia, falleciendo en París en marzo de
1946.
Continuará.
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